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sábado, 24 de junio de 2023

EL PÓRTICO - Adrián Néstor Escudero - Santa Fe, Argentina

 




EL PÓRTICO

A "Las Moradas del Silencio",
de la ínclita Poeta argentina, Liana Friedrich...

"Padre, perdónalos porque no saben los que hacen..." (Lc 23, 35).



... ¿Y ahora? Arte e Inteligencia Artificial. Demoledor...
O hacia una ¿infinita? evolución de la Materia Creada y Creativa...
¿Infinita?
No obstante, la cuestión de un Creador creando creadores, y de creadores creando nuevos creadores, es algo que, desde la Primera Revolución Tecnológica evolutiva, el Hombre habría desatado, tal vez, hasta que la propia esencia humana corriera el grave riesgo de... ¿desaparecer?
O acerca de una creatividad sin límites que se recrea a sí misma... O de tirar de una cuerda hasta que se rompa, para que surja una nueva cuerda, y luego otra y... ¿otra?
Tal vez.
Así que, cuando en modo ficcionario un ignoto narrador omnisciente, al dedicar alguna vez a sus también ignotos lectores un relato titulado HACIA LA NADA, y con la excusa motivada en la íntima celebración de un nuevo aniversario de la presentación en sociedad de su libro “El Emperador ha muerto y Otros Cuentos” (y cuyo corpus integrara al mencionado relato), ellos (entre otros), sus eminencias Harari, Diego y Mazzitelli, Diego, amigos argentinos del Centro Atómico de Bariloche y del Instituto Balseiro, volvieron a susurrarle que: “La filosofía transhumanista tiene como principal objetivo mejorar, e incluso ´superar´ la condición humana en todos los niveles, mediante el desarrollo y aplicación de tecnologías de punta como la nanotecnología, la biotecnología, la tecnología de la información y las ciencias cognitivas”...
¡Vaya!, dijo antes de que nadie pudiera decirlo, y con una certeza crística y amargamente anodado…
Y escribió: ¡Cosas veredes Sancho que non crederes!
Y hubo un Ayer...
Y apareció el Universo Gutenberg...
Luego otro Hombre volvió a decir: Cosas veredes Sancho que non crederes...
Y hubo un Hoy...
Y apareció el Universo Internet...
Y luego otro Hombre volvió, por tercera vez, a exclamar: Cosas veredes Sancho que non crederes...
Y hubo un Mañana...
Y apareció la Inteligencia Artificial...
Y luego otro Hombre quiso volver a pronunciar aquella famosa sentencia: Cosas veredes Sancho que non crederes...
... Pero no hubo Humano alguno que la recordara. Porque no era ni el Ayer, ni el Hoy ni el Mañana, sino el Pórtico, el Fin de los Tiempos apocalípticamente revelados por…
… Y es que el Padre solo fue (¿sería?)... ¿el pasado Universo?; y el Hijo... ¿el presente Planeta Tierra?; y el Espíritu... ¿el futuro frente a la Creatura abominable descarnada?
--- ¡Blasfemia! ¡Blasfemia! ¡Blasfemia!, rugió el Señor de los Arcanos Dedos alfareros…
Porque los dedos de una mano son las raíces para el encuentro. Y ya no verían los surcos del destino sin los ojos del Amor divino alumbrando caminos a las humanas especies del Universo todo…
Porque solo desde la inocencia de Este, el Único Que Es y Hace Ser podría -una arquetípica y/o alienígena criatura amasada por sus Dedos, ya niño humano o cachorro humanoide- engendrar y habitar con Él en la pureza liminar de una eterna esencia compartida llamada... alma.
Entonces, el Señor de los Dedos, el Errante prestidigitador, ya sin esperanzas y condenado a una eterna soledad Trilógica y Esferal de Padre e Hijo y Espíritu, tampoco podría llegar como Tal y Nunca a ningún lado; porque ahora -ayer y hoy y mañana- no sabría adónde ir ni adónde va..
Y así no llegaría (Nunca) a ningún lado, porque ahora -ayer y hoy y mañana- no sabría (sabrá) adónde ir ni adónde va... Porque ahora –ayer y hoy y mañana- no sabrá adónde va ni adónde ir… No sabría adónde ir ni adónde…
Y en el Pórtico Celeste y Luminoso se desdecirá a Sí Mismo pronunciando y succionando, hacia una atemporal Eternidad, la extrema sentencia de un perplejo y cuasi malogrado Alquimista espejado y sideral: ¡Gib Gnab!...
Y donde todo fue, todo se volcará "Hacia la Nada", y Nada de lo que pasó, habría pasado... O habría pasado y no pasó...

(…)

(Sí, y Ella, la Eternidad, cree que fue en un trazo desgreñado del último reflejo de aquel diminuto Sol muriente y derretido sobre la Luna donde sería revelado, aunque para Don Nadie, y en aquel pálido y global Espejo flotando en un sin estar diluido y oscuro, lo que aquello, y en un Primer Instante podría haber significado -para lo Real- su amoroso estampido y genética ilusión creativa: ¡Big Bang!...).
(... Y ya, al fin, libre del Tiempo concebido como un frustrante sueño creacional, Ella, la Eternidad sería –fue en tanto siempre lo había sido- Todo en todos; y aunque Don Nadie, demudado habitante de La Nada, jamás lo supiera o podría suponerlo siquiera.)


ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

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