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sábado, 4 de junio de 2022

ACERCA DEL SENTIDO DE "SER" O DE "SENTIRNOS" FELICES - Repentismo Espiritual XXVI, Adrián Escudero, Santa Fe, Argentina

 



ACERCA DEL SENTIDO DE "SER" O DE "SENTIRNOS" FELICES - Repentismo Espiritual XXVI (1)

 

"La verdadera felicidad consiste en hacer feliz a los demás"

(Proverbio hindú).

 

Algunos piensan que "ser" feliz es disfrutar de la existencia en modo "dolce vita"... Otros que ser o más bien, "sentirse" feliz, es servir con amor al otro procurando "su" felicidad, y "viceversa" (congruencia sinérgica del Círculo Virtuoso), y puesto que todo lo demás se dará por añadidura (Mt 6, 24-34). Queridos amigos y colegas (creyentes y no creyentes)...

Comenzar reflexionando sobre una afirmación del genial Albert Einstein, quien dijera que, su Dios, era el Dios de (Baruch) Spinoza (2)... Y en tanto circula en estos días y por los medios virtuales consecuentes, un estético video intentando defender dicha propuesta existencial...

Y sin renegar de ciertas delicias terrenas allí descriptas, pero que en las que algunos se hunden, consciente o inconscientemente, en "feliz" concupiscencia ("dolce vita"), digamos que, también, Einstein afirmó que "Dios no juega a los dados"...

En mi caso, y con respeto confieso, que no creo en el Dios de Spinoza sino en el Dios de Jesucristo, Dios Hijo Unigénito de Dios Padre, y Nuestro Señor en Dios Espíritu Santo... O del Misterio de la Santísima Trinidad de la divinidad cristiana...

Un Jesús cuyo discípulo amado, Juan, quien quedó a cargo de su madre santísima, la siempre Virgen María, luego de su muerte martirial y antes de su gloriosa resurrección de entre los muertos, expresaría al final de su conmovedor, poético Evangelio, que da "testimonio" de la visita de Dios Amor a su amada Humanidad, afirmando "... y sabemos que su testimonio es verdadero”. Y concluyendo, respecto de los frutos de esa visita: "Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relatara detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían" - Jn 21, 24-25).

Y bien, quienes hemos creído en la Palabra y Hechos del Redentor del Universo, y en su inaudito e incomparable acto de Amor al Hombre Histórico de ayer, de hoy y de mañana, entendemos que, si amamos en verdad, si sabemos ser auténticamente felices, si sabemos amar la vida para la Vida como a nada, es porque Dios nos amó primero, y porque Dios es Amor; y no un Amor meramente pasional o sentimental, sino un Amor Ofrenda, y que se dio a conocer como Abba (Padre) a través de su Hijo y que, por dicho través, nos enseña a amar como Él nos ama y amará "... hasta el fin de los tiempos" (Mt 28, 20).

Y mi Cristo (roto, marginado y desatendido en cada ser humano atribulado por las Tinieblas Mundanas) ha dicho que, para entrar en el Reino de Dios y ser eternamente felices, debemos ser mensajeros de su Amor en el Mundo... Y que, para ello, debíamos volver a nacer... A Nacer de lo Alto... Pues nadie procede de sí mismo, excepto Dios; y nadie se salva entonces por sí y solo a sí mismo: nos salvamos en racimo (San Agustín)...

Y un racimo alimentado por la divina Gracia, pues todo es Gratuidad (¿o quién puede agregar una neurona a su cerebro?): a unos diez, a otros cincuenta, a otros cien... Pero uno para todos y todos para uno, pues el Amor verdadero se revela en comunión de cuerpos y de almas consagradas a seguir los pasos de Quien Es el “Único Que Es y Hace Ser” (dixit Poeta Místico César Actis Brú), de Quien Es Camino, Verdad y Vida (con mayúsculas)...

Einstein, cuando expresó que Dios no jugaba a los dados, se refería solo al Padre (aunque no lo llamara como tal), pues su Hijo era desconocido o negado por él y como muchos aún de los judíos integrantes del Pueblo de la Antigua Alianza; Pueblo que perdió la herencia prometida por Dios en dicha Alianza Mosaica, al no creer que Él pudiera ser Padre (Un Abba Providente y Misericordioso) en el Hijo (Mesías Redentor), en lugar de ser solo el “Yosoy” del Monte Sinaí, oculto en la zarza ardiente y Todopoderoso, Omnipotente y Omnipresente, y que diera a ese Pueblo y para siempre, los Diez Mandamientos para aprender a adorarlo con todas las fuerzas, con toda el alma y con todo el espíritu, y al prójimo como a sí mismo...

De allí que, y aunque teóricamente esperaba al Mesías, Einstein jamás comprendió que éste no vendría para ser Rey de un proyecto político e ideológico mundano, sino para develar, en su Rol Redentor, al inefable Rostro del Padre (Jn 14,9); ello, en su condición de verdadero Hijo de Dios Padre...

Mesías Hijo que develó, en efecto, el Rostro del Padre (Jn 14,9) y su proyecto de Nueva Alianza con los hombres... Un Padre que, en la hipostática Persona del Unigénito, sería el Cordero que enseñaría a los hombres el sentido del Amor verdadero (aquél que no duda en dar la vida por los amigos), quitando sacrificialmente del mundo al pecado (alejamiento o desconocimiento del Dios verdadero), al error (falsos dioses y profetas) y a la ignorancia (impiedad y blasfemia), y develando el sentido de su Cielo en el Cielo, y de su Cielo en la Tierra…

Y esto es porque Einstein descubre a Dios solo como Supremo Creador y por medio de la perfección de su Obra Natural (el Universo material), más asimismo también y solo en términos científicos...

... Un asombrado Einstein intentando comprender el sistémico entramado que, paso a paso deducía, matemáticamente, y que constituía la textura estelar de un infinito Cosmos; y pues, como en el Universo explorado (y supuesto el resto) todo tendría (tiene) relación con Todo, Dios, quizás sería (era) para Einstein, ese Todo en todos manifestado al hombre absorto ante sus maravillosas manifestaciones materiales, más en invisible Presencia materializada por medio del conjunto de leyes ordenadoras del Universo visible y que su Ciencia deseaba interpretar...

Pero no alcanzó -entendemos- a comprender el sentido escatológico de su Obra Creadora... Y le fue negada la percepción de Dios como Padre, en la Persona de su Hijo (cuyo Reino no era de este mundo), proclamado como tal en su bautismo (aunque no lo necesitara, Santo entre los santos) por el Espíritu Paráclito, es decir, por el Amor (Verdad y Paz) que lo ligaba con el Padre y desde toda la eternidad... Alfa y Omega...

En consecuencia, si hemos aprendido a ser felices no sería mérito nuestro, sino obra guiada de nuestros esfuerzos (Digan: "Solo hemos cumplido con nuestro deber" - Lc 17,10) y gozada en frutos por la divina Gracia (que puede engendrar hijos de las piedras). Una Gracia, o "Belleza antigua y siempre nueva", de la que San Agustín de Hipona expresara, "... tarde te amé, tarde te amé"... (Amén).

 __________

(1) Adrián Néstor Escudero, Santa Fe,  Argentina , 01 Junio 2022 (Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús). Publicado en Página de Autor Facebook.-

(2)https://www.google.com/search?q=spinoza&rlz=1C1ALOY_esAR979AR979&oq=Spinoza&aqs=chrome.0.0i271j46i131i433i512j69i57j46i512j0i512l6.3455j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8


3 comentarios:

  1. Estimado Nestor: una lectura muy enriquecedora para el espíritu... un texto que transmite sabiduría
    Gracias
    Lilian Viacava

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  2. Hermoso sentido escrito. Especial saludo desde Medellín Colombia

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  3. Interesante texto. Soy agnóstica, por lo tanto NO creo en las divinades de ninguna doctrina. Soy libre de pensamiento, por lo cual SOY FELIZ porque considero que jamás cometo pecado alguno. Soy esclava de mis convicciones y a ellas me debo.Mi Dios, es la fortaleza de saber que mi destino debe ser mi construcción diaria. FELICITACIONES!













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