De la ausencia
Padre, ahora que
necesito de tu voz has partido. Sólo desconcierto indolente, el destino como
una hechicería. Nada esperabas del otro lado de la muerte. Nada espero. Mi
madre, en sueños, pide que te hable; dice que la ausencia desvela al corazón
perdido. Dejaste la luz, la soledad que cuida su secreto, el silencio del
tacto. Sin embargo, un consuelo transita y ciñe el gozo de los días
al evocar tus ojos. Hay caminos abandonados, memorias, relojes. ¿Qué hago,
padre, ahora que tienes la cabeza reclinada - oculta en una barca fenicia,
inmemorial - en la vigilia, en éste candor irrevocable?
Buenos Aires,
22 de junio de 2022
Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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