IMPÍOS
Señora de esta tarde,
a medida que la luz sucumbe
sobre la alameda,
un chispeo de soles
te hurga las pestañas
y aún en tus perniles arde.
Soy el señor de la hora
última;
el que guarda en su narciso
casta imagen de la hembra
acontecida siempre;
archivada en el racimo
y la simiente, o en el
cristal
prosódico del vino.
Prima copa del celo
refulgente.
Somos dos,
tan sólo un par de impíos,
paganos moradores de la tarde
esperando la noche que
acontece.
Indefectible sombra;
lujurioso aquelarre
hasta el instante mismo en
que amanece.
NORBERTO PANNONE, Buenos Aires, Argentina
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