pirata
mi tátara tátara
tátara tatarabuelo era pirata en el caribe
no
nunca podremos
regresar al pasado
nunca podremos
abrir esos olvidos
son la noche
colgada en alguna mujer
y nunca más
regresar a buscarla
entorpece el
recuerdo de los días
una avalancha de
sombras en el camino
sólo resta evitar
la ruta y buscar un atajo
a las historias
escondidas
mi tátara tátara
tátara tatarabuelo era pirata en el caribe
en los finales del
mil quinientos y se llamaba juan
nadie me lo
contó
porque los
recuerdos se disuelven como la nieve
nadie vio si la
nieve vuelve a ser nieve, es cierto
la lápida del
tiempo cayó sobre la memoria
aunque la memoria a
veces resucita
nadie me lo contó
pero sospecho su
historial aventurero
bloquear el puerto
de cartagena
sitiar sin
esperanzas la ciudad amurallada
vaciar los
botellones de ron o de guarapa
en las tabernas
donde la noche es una sombra lenta
una angustia
oscura, una nostalgia demorada
amoldarse a las
danzas junto a los esclavos afros
y las frenéticas
esclavas
las danzas del
dolor
danzas rituales,
danzas sagradas
danzas de
hechicería, danzas guerreras
danzas del vientre,
danzas del amor
y la luna tocando
su tambor al compás de los tambores
alrededor de las
fogatas hasta callar exhaustos
los fuegos, los
sones y los cuerpos
pienso que fue un
hidalgo ligado a los borbones
venido a menos
repleto de
ambiciones y de deudas
un ser del mar que
enarboló la furia del deseo
de hacerse con el
oro y la plata de un Perú
engañado y dichoso
por los conquistadores
en una quilla
rápida y liviana
el halcón del
caribe acechaba la presa
y se lanzaba sobre
los galeones
que desde cartagena
partían rumbo a españa
hizo temblar
tormentas su vozarrón de hielo
su barba dio
fiereza al abordaje sin cuartel
sus ojos, los
calderos de fuego de su rostro
su violento dominio
de los mares
y alguna solapada
ternura adolescente
en los nostálgicos
crepúsculos del día
y una vez y otra
vez
y una vez y otra
vez
tantos tesoros
tal vez algo dio a
los pobres
tal vez no
tal vez algunos
sigan enterrados
según mapas mañosos
o perdidos
¿habrá tenido
amores?
por supuesto
quien no teme a la
muerte no le teme al amor
y habrá sido
exigente
quizás
una hija de
esclavos
(dicen que las
mujeres africanas
son de las más
hermosas)
alta y delgada como
una palmera etíope
sinuoso cuerpo de
marea y duna
un andar modulado
con ecos de tambores
bajo la piel de
ópalos negros
ojos de cobra
libidiscente
labios con carne de
recorrer palabras y silencios infinitos
y una ternura
extrema
quizás
la compañera
indómita de cada escaramuza
mujer de dar coraje
al abordar navíos
y sonreír entre las
sábanas
lo demás lo sabemos
españa parió
américa
y áfrica parió el
mundo
algo de todo eso
también tiñó mi sangre
y llegó a mí como
un río subterráneo
a través de los
siglos
lo supe ya de
niño
¡era mi gran
pasión
jugar a los piratas
con los chicos del barrio!
¡parche en un
ojo,
la calavera blanca
en el sombrero negro!
una cuarta de
madera
clavada en cruz en
una tabla puntiaguda
(espada o sable) y
en la empuñadura
tu mano fuerte
sosteniendo mi mano
¡un grito “¡al
abordaje!”
y con fiereza y sin
piedad
asaltábamos
radiantes de alegría
los árboles y
bancos de la plaza!
abuelo
abuelo tan lejano
jugué tantas
infancias con tu espíritu en ristre
que es tierna tu
presencia de pirata en mis venas
cuando nací
ya no existían mis
abuelos
nunca los conocí
y vos
sos el único abuelo
que me queda
¡no te vayas,
abuelo!
¡no te vayas!
Héctor Edgardo de León Born,
poeta y escritor argentino
Qué belleza Héctor! También he sido pirata y tal vez nos hayamos encontrado tomando el mejor ron luego de abultados botines. Me encantó! Gracias!!
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