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sábado, 17 de abril de 2021

CANTO A CÉSAR VALLEJO, Carlos Rodolfo Ascencio Barillas, El Salvador

 









CANTO A CÉSAR VALLEJO


¡Oh gran poeta!, caletre universal
con su néctar delicioso dibujas horizontes
y los altos árboles llegan hasta el Machupicchu.
Por eso quiero cantar sus inmutables versos
y las frondosas cañadas de tus nobles caricias
que son el impoluto encanto de su voz
gran poeta de todos los tiempos del mundo
quiero cantar a tus hermosos versos
y el deleite exquisito de su férvida poesía
allá en tus paradisíacos amaneceres.

Quiero soñar con sus sueños profundos
con un grito que en mi alma se desborda
y con el pesar que a mis manos proponga
y con los cristales que sus ojos alumbran.
¡Oh poeta!, paladín de la inmanente travesía
es mi canto que a mi corazón le dice que sonría
enséñame las mágicas palabras de sus encantos
y a llorar las tristezas de mis lamentos;
mi corazón está triste, mi alma alegre,
aunque no pueda verle, le veo
y aunque no pueda oírle, le escucho.

Hoy te recuerdo en su sacrosanto manantial
y en las rosas de sus pistilos inquietudes
y en las lluvias que revelan su silencio
y en la belleza de tus infusas inspiraciones.
Vives en el alma peruana, en la tierra de sus ojos
en el viento, en la noche, en las estrellas
y en los resoles de sus órdagos paradisíacos
y en los pájaros  que  han poblado Los Andes
y en las nieves de las altas montañas
y en los despertares de sus íngrimas mañanas.
Allí, extraño tu sigiloso canto
en las auroras que deslumbran sus pensamientos;
déjame soñar con sus tiempos gloriosos
déjame compartir el cáliz de su santo
y la belleza de su sacrosanta tierra
aunque morir lejos, en su piedra me aterra.

Lléveme en su camino, en su llano
y en su esponjado verano, mi poeta
cual saeta viaja entre las grietas
de mi solitario aposento, de mi infatigable corazón.

Gracias, hermano de todos los humanos
amante de la paz  y de la belleza
gracias, por su legado de justicia
por la fragancia que destella su esperanza
donde la cúspide  toca tus dedos
y las acuarelas que pintan su aliento
y las aguas que inundan su canto
y las noches que yacen en sus prístinas esperanzas
escuche mi voz, mi riachuelo, mi viento
mi canto,  mi rocío, y mi lejano llanto…

 

 ©CARLOS RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, poeta y escritor salvadoreño

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA 


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