VILLA
URQUIZA
Atendido de amor y rica esperanza,
¡Cuántas veces he visto morir sus
calles
agrestes
en el Juicio Final de cada tarde!
La frecuente asistencia de un encanto
acuña en mi recuerdo con predilecta eficacia
ese arrabal cansado,
y es habitual evocación de mis horas
la vista de sus calles;
el horizonte que se acurruca a lo lejos;
las quintas que interrumpen el cielo baldío;
la calle Pampa, larga como un beso;
las alambradas que son afrentas del campo,
y la dichosa resignación de unos sauces.
Paraje que arraigó una tradición de amor
en el alma,
no ha menester vanaglorioso renombre;
ayer fue campo, hoy es incertidumbre
de la ciudad que del despoblado se adueña:
bástale, para conseguir las laudes del verso,
ser el sitio implorado de una pena.
JORGE LUIS BORGES - (De la primera edición de su libro “Fervor de Buenos Aires”,
publicado en 1923)
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