IGNORAR LA
EVIDENCIA
Se
acercan fechas muy emotivas y en las que a familiares y a amigos nos gusta
reunirnos para celebrar la Navidad, pero querer ignorar la evidencia no es
avanzar. No todo vale y hay que seguir haciendo frente a la realidad, aunque
ésta no guste. Está claro que hay que tomar medidas y esas medidas empiezan por
uno mismo, por ese sentido común que es tan necesario para todo.
Que la vida está llena de obstáculos
es evidente y hoy día aún más. La mayoría, porque no se puede generalizar, para
ocupar un buen puesto de trabajo, antes ha tenido que estudiar mucho,
prepararse lo mejor posible, realizar una carrera y su correspondiente
especialización, después de haberlo conseguido, a base de esfuerzo y
renunciando a muchas salidas, acceder a un mercado laboral es una tarea ardua
que no ofrece todas las garantías. Cualquier tipo de trabajo requiere de un
compromiso y de una preparación sólida, pero parece que, hoy día, en ciertos
sectores, que requerirían máxima preparación y experiencia, ambas brillan por
su ausencia. No en todos los casos, por supuesto. Eso supone a la larga un
coste bastante alto.
La economía mejora gracias al
trabajo de todos aquellos que tienen una preparación sólida, que están bien
preparados en el desempeño que realizan, independientemente de que sean hombres
o mujeres, por tanto, aquél que lo esté es el que tiene que desempeñar el
cargo. Si se establecen distinciones por el género ya se está faltando a la
equidad.
Mario Vargas Llosa manifiesta, muy
acertadamente, que: “El escándalo en nuestros días, no consiste en atentar
contra los valores morales, sino contra el principio de realidad”.
En cuanto al título del artículo en
cuestión, he de decir que es obvio que el cansancio y la incertidumbre ante la
situación que nos ha tocado vivir es más que palpable, pero de sobra se sabe
que no es el momento de grandes reuniones ni aglomeraciones y que, si no se
hace con carácter preventivo, habrá que hacerlo más adelante, queramos o no,
porque el SARS-CoV-2 celebra nuestras reuniones y se mete en ellas sin ser
invitado. Y, luego, las medidas tendrán que ser más drásticas y prolongadas en
el tiempo, con detrimento de la ya machacada salud mental.
Hemos de seguir apelando a nuestra
fortaleza, no decaer, porque como dijo, sabiamente, la filósofa y escritora
rusa, nacionalizada estadounidense, Ayn Rand: “Se puede ignorar la realidad,
pero no se pueden ignorar las consecuencias de ignorar la realidad”.
©Lola Benítez
Molina, poeta y escritora española
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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