EPIFANÍA DEL SEÑOR. SIGNIFICADO ACTUAL, Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina

 

EPIFANÍA DEL SEÑOR. SIGNIFICADO ACTUAL. [1]

 

Para el amigo del alma, Norberto Pannone y la pléyades de amigos asolapianos. En el día de mi cumpleaños, 12 Enero 2022. Con sincero agradecimiento a vuestro generoso apoyo amical, fraterno y literario…

 

       6 de Enero - Epifanía, sabemos, significa "manifestación". Es la fiesta en que celebramos y nos alegramos los cristianos porque Dios se manifiesta, se muestra, se revela, se deja ver, se comunica, llega hasta nosotros. Todo en Dios es expansiva bondad, amor que se difunde, y que quiere llegar HASTA CADA RINCÓN DE LA TIERRA y hasta CADA SER HUMANO en tinieblas.

        LA PRESENCIA DE LOS REYES DE ORIENTE ANTE EL SEÑOR DEL UNIVERSO HECHO HOMBRE Y PARA NUESTRA REDENCIÓN POR EL AMOR, FORMALIZA LA LLAMADA "EPIFANÍA". UNA REALIDAD QUE SANCIONA UNA NUEVA ALIANZA, UN NUEVO ENCUENTRO DE DIOS CON EL HOMBRE, PERO ESTA VEZ ÍNTIMAMENTE A LA ESENCIALIDAD ENCARNADA DE LO DIVINO CON LO HUMANO, Y DE LO HUMANO CON LO DIVINO. UN NUEVO Y MISTERIOSO, HIPOSTÁTICO ENCUENTRO DEL CIELO CON LA TIERRA Y DE TODAS LAS RAZAS DE LA TIERRA CON EL INEFABLE CREADOR DEL UNIVERSO TODO.

       El Profeta Isaías  (Is 60,1-6), en un extraordinario mensaje profético se dirige a una ciudad (el mundo, en realidad) a oscuras y aletargada. ¡Es tiempo de levantarse! La Luz ya llega. Una ciudad iluminada por Dios está llamada a convertirse en Ciudad de Puertas Abiertas, con lugar para recibir a quienes vienen DESDE OTROS PUEBLOS Y CULTURAS. 

       Y esta Ciudad no deberá cerrarse movida por el miedo a la incomprensión ni a la persecución de quienes, tardos en iluminar su alma por la fe, la esperanza y la caridad, violentan a sus servidores y les impiden manifestar su alegría por la Feliz Nueva que constituye el Dios Con Nosotros (Emmanuel). 

       Esta Ciudad no deberá cerrarse movida por el temor a las burlas o a la impiedad de quienes piensan que, sin Dios, el hombre puede edificar las primicias de un mundo mejor, como reflejo de su destino de trascendencia y feliz eternidad... 

       Por el contrario, esta Ciudad debe alegrarse por albergar a gentes tan diversas que llegan atraídas por la Luz divina que es Camino, Verdad y Vida verdaderas y que, allí, resplandece... "Que los reyes de Arabia y de Saba le traigan regalos; que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones", proclamará uno de los salmos davinianos (Salmo 71).

       Así, "... La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. (…)

          (...) Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro (Cristo, Rey del Universo), incienso (Cristo Jesús, divina naturaleza hecha hombre) y mirra (Sufrimiento y Muerte redentora de Jesús, predestinado como el Cordero de Dios que quita los pecados del Mundo; y puesto que ese Niño, el Cristo, el Mesías esperado y segunda Persona del Dios Uno y Trino, esto es, el Hijo Unigénito del Padre, engendrado no creado, sería crucificado al cabo y en tiempos de Poncio Pilatos, Gobernador de Judea -26/36 d.C-, cargando sobre sí y expiando en su hipostática encarnación, por medio del inaudito Calvario de su Pasión, Muerte y Resurrección Gloriosa, toda la ignominia e impiedad de la Humanidad, y revelando de este modo la inconmensurable infinitud del Amor Ofrenda divino que impulsaría desde ahora a los hombres a llamar a Dios: "Padre"; ello, por efusión bautismal de la Gracia santificante  obrada desde la tercera Persona Celestial o Espíritu Paráclito dador de todo bien). (...)

      (…) Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al Palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino" (Mt 2, 1-12, in fine).

       Así, en esta Nueva Ciudad, los hombres recibieron el mandato de sacralizarla; cada uno desde su oficio o profesión, sin excluir a nadie y conforme los dones con que la Gracia anime sus espíritus para el Bien Común y la Fraterna Hospitalidad Universal.

"Que resplandezca en tu rostro la serenidad, en tu mente la alegría

 y en tu boca la acción de gracias" 

(San Pedro Damián, Obispo y Doctor de la Iglesia)

 

©ADRIAN NÉSTOR ESCUDERO, poeta y escritor argentino

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA