ALUCINACIÓN
Entreabierto pensamiento.
Este amanecer
veo las aguas crecidas de
Acapulco, llorando
brisas resquebrajadas
dispersas en la arena.
Hay silencio. Hay aves que
despiertan.
Hay un espacio sin límites
abovedado.
Está la soledad, compañera
de emociones.
Tal vez el Pacífico cobije
la Atlántida
y los arqueólogos y los
historiadores
y todos los aventureros,
se equivoquen.
Ciertas claridades sobre
los cerros verdes
preanuncian un nuevo día.
Brillante. Sereno.
Conmigo, la soledad. Desde
ella te recuerdo.
Acapulco, 15 de
febrero de 1998
©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO ASESOR DE ASOLAPO
ARGENTINA
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