AL MIRAR
DESDE LO ALTO
Cuando se llega
al barrio alto y obscuro
de la tercera edad,
se ve lejos la planicie, lejos el ascenso
donde un día empezó el peregrinar.
La niñez sin el encanto de una voz amiga,
las madrugadas, el sueño y la fatiga,
la noción de las primeras letras,
fue el comienzo del duro batallar.
Llega la juventud y la esperanza,
nos vemos ambiciosos, triunfadores;
se hace un esfuerzo grande en la carrera
y llega la carrera, pero no la quimera.
La edad adulta y el trabajo
pocas satisfacciones nos depara;
de incomprensiones muchas, muchas,
llantos a veces, lágrimas en vano.
En la vejez la enfermedad encima,
ya sin deseos de nada en la existencia,
con angustias en el fondo del alma
y el dolor y amargura que dejó la experiencia.
Cuando al fin arribamos a la cima
y vemos de este lado la subida,
mejor es mirar a otro costado
y ver y disfrutar la otra vida.
Julio 22 de2007
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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