LA SALUD, O EL SILENCIO DEL CUERPO
Es evidente que la mayor riqueza que
puede tener una sociedad es la salud. Asimismo, la salud es un manantial de
fortuna y una inversión social de primer orden con una enorme capacidad
impulsora sobre el resto de las funciones de una sociedad. Si la inmensa
mayoría de las personas del mundo goza de buena salud, es responsabilidad de
todos y de cada uno de los seres humanos y agentes sociales que conforman
nuestra sociedad mundial.
La
Salud es un estado en constante búsqueda de un equilibrio y oscila dentro de
los parámetros que vienen definidos por el cuidado de nuestro cuerpo y, sobre
todo, por nuestro estado mental y la manera a la que nos enfrentamos a las
condiciones ambientales.
Ciertamente,
la salud no es un problema médico, sino que se extiende más allá de los retos
de la Medicina que pretende apropiársela. Por esta razón, en los tiempos
actuales, los cambios en las demandas de la sociedad llevan a repensar la salud
como un valor en el contexto humano, redimensionándola en su espacio social y
cultural, reclamando la construcción de una cultura en torno a ella. Cuando un
ser humano es educado, desde su infancia, hacia la consecución de su salud,
podrá formarse un criterio propio, interpretar y ejecutar medidas saludables
tanto para él como para las personas que lo rodean, mejorando así su calidad de
vida y de bienestar.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como: “El estado
completo de bienestar físico y social de una persona, y no solo la ausencia de
enfermedad”. Esta definición tomó cuerpo a partir de los años 50, cuando se
constató que el bienestar humano trasciende a los puramente físicos. Por lo
tanto, el concepto de salud general se compone del estado de adaptación al
medio biológico y sociocultural.
El
valor de la salud es una cualidad de toda persona humana de cualquier condición
socioeconómica, demográfica, creencia o edad, es decir, es un valor absoluto
para todos en todas partes.
La
salud no es solo un asunto individual, sino que implica también a la comunidad.
Es necesario orientar nuestra tarea educativa, reforzando la responsabilidad
individual y la colectiva. Hay que incorporar la salud a la educación en una
triple orientación: como contenido educativo estricto, como tema de debate
ético y como escenario para tomar decisiones.
Sin
duda, una de las cosas más importantes de nuestra vida es la salud. “El que
tiene salud, tiene esperanza; el que tiene esperanza, manifiesta Thomas
Carlyle, lo tiene todo”.
©CARLOS BENÍTEZ VILLODRES, poeta y escritor español
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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