ÚLTIMA PROFECÍA
Nadie sabe si esas
mariposas encendidas en el aire,
son las responsables de
que en los patios las naranjas
se hayan vuelto tizones,
negras miserias sin fragancia.
Cenicientas palomas,
agónicas caen,
mientras la verde aurora
desaparece
en el candente precipicio
de la noche.
Una sinfonía de pasos
profana con su clamor constante
por un refugio.
El caos en la sangre les
anega el oxigeno
y no pueden comprender
que sea
redención este naufragio.
Hay confusión en todos los
recodos de la tierra.
Y prisionero del ruego que
purifica
los seres buscan
su nombre.
Las ciudades que ayer
albergaron almas,
ahora, son desvencijadas
jaulas que configuran
un indescifrable paisaje
de llanto y cenizas.
Danza el universo su
cósmica plegaria,
y se va mudando la
conciencia del hombre
a su divinización.
Los llamados, como
prodigiosa y definitiva revelación,
no sabrán de dolores.
©BEATRIZ TERESA BUSTOS, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario