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(Homenaje a las madres que no están)
Madre, madre: yo sé que tú no has
muerto
y que en aquella tarde me engañaron
cuando la negra caja se llevaron
y nuestro humilde hogar quedó desierto. […]
Yo sé que vienes, cariñosa y buena,
a consolarme cuando estoy enfermo,
cuando estoy triste a compartir mi pena
y acariciar mi frente cuando duermo. […]
Viva estás para mí. Ni una ceniza
cubre el sagrado fuego en que me inflamo.
Viva estás para mí, porque te amo,
¡y el amor a los muertos eterniza!
Y pues mi amor le impide retenerte,
en el sepulcro aquél no estás cautiva.
Tú nunca has de morir mientras yo viva:
¡el amor es más fuerte que la muerte!
y que en aquella tarde me engañaron
cuando la negra caja se llevaron
y nuestro humilde hogar quedó desierto. […]
Yo sé que vienes, cariñosa y buena,
a consolarme cuando estoy enfermo,
cuando estoy triste a compartir mi pena
y acariciar mi frente cuando duermo. […]
Viva estás para mí. Ni una ceniza
cubre el sagrado fuego en que me inflamo.
Viva estás para mí, porque te amo,
¡y el amor a los muertos eterniza!
Y pues mi amor le impide retenerte,
en el sepulcro aquél no estás cautiva.
Tú nunca has de morir mientras yo viva:
¡el amor es más fuerte que la muerte!
Autor: Gonzalo
Báez-Camargo
Gonzalo Báez-Camargo (Oaxaca
de Juárez, Oaxaca, 13 de noviembre de 1899 - Ciudad
de México, 31 de agosto de 1983)
fue un maestro
normalista, catedrático, revolucionario, poeta, periodista, escritor, traductor, metodista y académico mexicano. Wikipedia.
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