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EL
CRIMEN
Confieso,
que con
premeditación y alevosía,
un vil
asesinato he cometido,
acabando
horriblemente
con la vida
del famélico
y ruin desconocido.
Condéneme
el juez por
mi avaricia,
por el
desprecio de la vida ajena.
Proceda,
y ni un momento
dude ni vacile
de aplicar
conmigo su condena.
El hambre,
dañino
escozor de las entrañas,
ayudó a que
el pobre paria
incitado,
confiara en
mi apariencia
para gozar
del brebaje que buscaba.
Sorprendido
por tanto
ensañamiento, no me explico,
de dónde junté
tanto coraje!
Declaro:
qué aplasté
de un sonoro cachetazo,
al hambriento
y raquítico mosquito!
©NORBERTO PANNONE, poeta y escritor argentino
del libro "Poemas de invierno", copyright 2002
http://norbertopannone.blogspot.com
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