8 octubre, 2018 Cronopio 1
comentario Al-Andaluz, Begoña
González Fernández, Diputado
Marcos Martínez, El Chasque
Surero, Hesperia, Hispania, Jardín de
las Hespérides, Jorge A.
Marí, León, Melville
S. Bagley, Patricia, Sefarad, Sociedad
Italiana Lonquimay
Los sueños permiten recrearnos en lo
imposible. Uno se puede figurar que está granizando monedas de plata o que para
pagar las mercaderías podemos utilizar pepitas de naranja: el absurdo está
garantizado. Pero algunas veces se alían con sucesos reales y en el transcurso
del mismo tenemos la vaga sensación que estamos viviendo lo soñado; o que estamos
soñando lo sucedido o lo por acontecer. No pocas veces nos genera confusión; o
gozo, o desánimo, inquietud.
No tengo la más
mínima idea sobre el que relataré, los sueños son así y hay que aceptarlos como
son. Tuvo su origen –seguramente- en aquella ocasión que me encontré con mi
amigo Marcos (el que como Diputado de Cultura asistía a todos los actos de esa
índole que realizábamos en la “Casa Argentinos de León”) y fuimos a tomar algo
en el bar “Hesperia” que está en una
esquina de la ciudad, frente a la Plaza de la Inmaculada.
Primer sueño: Antenoche. Esa circunstancia
probablemente hizo que soñara –asociando el nombre, cómo no- que estaba
caminando por Castelar, en la zona oeste de Buenos Aires, y de pronto me
introduzco en un almacén de los de antes, esos que suelen estar en las
cercanías de las estaciones de trenes y autobuses.
Lo hice pensando
“acá puede ser que consiga Hesperidina”, (bebida que
era tan habitual en la época que yo era un adolescente, y había probado por
primera vez cuando me hizo la invitación mi papá en un baile de la Sociedad
Italiana de Lonquimay) y cuando le pregunté al dependiente, un muchacho de unos
20 años que no tenía por qué conocer esa bebida ahora casi desconocida, me
respondió, tal vez al retener el sufijo “idina” que puede asociarse a un
medicamento: “no, en la Farmacia de la esquina”. No quise ponerlo en evidencia,
le di las gracias y me alejé riendo por dentro.
Me sitúo en la cola
del colectivo y mientras espero (todavía soñando) se me ocurre asociar la Hesperidina con el nombre del bar Hesperia, preguntándome si guardarían alguna
relación. Fui entonces a la Biblioteca Municipal descartando esperar el autobús
(en el sueño a veces uno hace lo que quiere, ¡qué bueno!) y encuentro esta
definición de Hesperidina:
Etimología. El nombre de esta bebida recuerda
al Jardín de las Hespérides (así
denominaban los antiguos a las Islas Canarias); claro que hay un vocablo de
fruta común a varios idiomas con origen en el sánscrito, y es el que designa a la “manzana de oro” de este Jardín: aranzi. En latín es aranjium; naranzi en italiano; orange en francés; naranja en español. Lo que antecede establece
una relación entre la naranja, Hespéride (Hesperia) y Hesperidina.
El nombre elegido por Melville Sewell
Bagley tiene un origen mítico: remonta a la época que los griegos navegando por
el Mediterráneo llegaban a las costas españolas, y al ver el reflejo de las
naranjas lo asociaban con las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Por
eso los griegos le daban el nombre de Hesperia a España. Nuevo
caos onírico para rebuscar en mi PC un antiguo trabajo sobre los orígenes del
nombre España (trabajo que también contiene los orígenes de otros nombres):
Pero seguimos
acumulando nombres (total, en el sueño no ocupan espacio) y nos encontramos que
para los árabes era Al-Andalus. Para los judíos
era Sefarad (ha-sefaradi
significa “el español”). Mientras que los nasraníes o cristianos (nasraní
proviene de “nazareno”) la denominaban Hispania.
Desperté con la extraña sensación de
un sueño proyectado a realidades vividas, por lo menos en algunos aspectos. Lo
extraño sobrevino la noche siguiente, porque cenando con mi esposa me avisó que
nos visitaría una amiga y que me iba a traer una botella de Hesperidina
¡no puede ser! dije extrañado de tantas asociaciones. No era extraño en
realidad que me trajera esa bebida porque junto a mi esposa la habían estado
buscando infructuosamente cuando Patricia realizó el último viaje a la
Argentina. Pero esa noche…
Segundo sueño: Anoche …soñé lo que había
soñado la anterior noche, continuando el sueño posteriormente así:
Me encontraba con
dificultades para caminar por un fuerte dolor en la pantorrilla de la pierna
derecha, que inclusive se había hinchado sin que hubiera recibido ningún golpe.
Decidí ir al Consultorio Médico del pueblo, en Veguellina de Órbigo, para que
me examinara la médico de cabecera, Dra. Begoña González Fernández.
Aparentemente tenía una “periostitis
tibial anterior” y me recetó un medicamento e indicó la
aplicación de hielo además de un anti inflamatorio. Le pregunté sobre el medicamento,
respondiendo –“es diosmina, un flavonoide que favorece la circulación, y va
acompañado de otro flavonoide, hesperidina”.
Recordé en el sueño que iba a recibir
una botella de la bebida (pero esto en la realidad) y le dije a la doctora
-“¿puedo reforzar la acción bebiendo hesperidina?”. -“¿Qué es eso?”
preguntó Begoña, riéndose cuando recibió la explicación. ¡Pero si hasta soñé
con un tango que solía tocar mi viejo en el violín mientras ensayaba en casa!;
el mismo que escucharán por una de esas orquestas iniciáticas con ese sonido
tan característico de los tríos con flauta, violín y guitarra (en este caso,
piano y flauta):
Juan Nirvassed – Hesperidina Tango de Moda
Piano: Peter Kay – Flute: Wony Choi – Australia
Piano: Peter Kay – Flute: Wony Choi – Australia
Claro que, al despertar, me sentía agobiado por
tantas coincidencias y “melange” alrededor de un mismo tema, por lo que decidí
enfrascarme en averiguaciones sobre el medicamento y más información de la que
tenía sobre la bebida espirituosa. Porque si le di vida onírica a la
Hesperidina ¿por qué no darle vida real, detallando los aspectos relacionados
con su creación? Además de otros relativos a su consumo que seguramente
agradecerán los socios de la “Cofradía Báquica”.
FARMACOLOGIA . Propiedades medicinales . La
hesperidina es una bebida argentina a base de corteza de naranjas amargas, o de
las dulces pero de frutos aún inmaduros, que contienen gran contenido de
flavonoides (hesperidina, neohesperidina y narangina). Se le reconocen efectos
antioxidantes y otros, propio de los flavonoides, muy beneficiosos para las
funciones digestiva y circulatoria. Desde la década de 1990 se han encontrado
diversos usos terapéuticos de la Hesperidina. Es efectiva contra las úlceras
varicosas, hemorroides, várices, hipertensión, reducción del colesterol,
disminución de dolores, artritis reumatoidea, entre otras afecciones.
Diosmina–Hesperidina es una mezcla
de flavonoides típicos de naranjas y limones que ha sido tradicionalmente usada
con eficacia en el tratamiento de desórdenes vasculares como la insuficiencia
venosa crónica (CVI) y las hemorroides (HD).
Tónico de guerra. La hesperidina fue considerada
un tónico desde sus comienzos, debido a sus propiedades medicinales aportadas
por las naranjas, dado que el principal componente de éstas es un flavonoide.
Estuvo presente en la Guerra de la Triple
Alianza (1864-1870) para “revitalizar a los heridos”, gracias a sus
propiedades terapéuticas que contrarrestaban problemas estomacales originados
principalmente por la falta de potabilidad del agua. De los hospitales se
trasladó rápidamente a los campos de batalla para mejorar dolencias que
afectaban a la tropa.
También el “Perito Moreno” (Francisco
Pascasio Moreno) solía llevar Hesperidina para atenuar los rigores del clima en
sus andanzas por la Patagonia.
Orígen
de la hesperidina
En 1862 el inmigrante norteamericano
Melville Sewell Bagley llegó a la Argentina. Había nacido el 10 de julio de
1838 en Maine y murió en Buenos Aires el 14 de julio de 1880, estando sus
restos en el Cementerio Británico de Buenos Aires. Sus comienzos en la Farmacia
“La Estrella” (en la esquina de las calles Alsina y Defensa) le impulsó a crear
fórmulas en los tubos de ensayo y alambiques; utilizando naranjas de una vieja
quinta ubicada en Bernal, creó una bebida que se hizo muy popular en toda la
Argentina.
Hesperidina
y la cultura
La Hesperidina apareció en varios
calendarios del célebre pintor Florencio Molina Campo, y un tango cuyo autor
fue Juan Nirvassed (el link se encuentra dos páginas atrás) al que puso nombre
“Hesperidina. Tango de moda” (1915) fue ganador del premio al mejor tango de la
Sociedad Sportiva Argentina. También aparece en tres cuentos de Julio Cortázar,
entre otros el célebre “Casa tomada”, y en el cuento de Haroldo Conti
“Perdido”. Según dicen era la bebida favorita del “Polaco” Goyeneche, famoso
cantante de tangos.
Campaña
publicitaria novedosa
Es así como, en 1864, Melville decide
fundar la importante empresa Bagley. Al vislumbrar el potencial de su bebida,
comienza a planificar una campaña publicitaria muy original y vanguardista para
la época: un día los porteños comenzaron a ver enormes letreros pintados
con la frase “Se viene la Hesperidina” sin nada más que indicara de qué
se trataba. Por supuesto la curiosidad hizo presa de muchos de los
aproximadamente 140.000 habitantes que poblaba la ciudad y, durante más de dos
meses, nadie sabía el significado. Hasta que el 24 de diciembre de 1864 “La
Tribuna” –uno de los periódicos importantes del país- revela la incógnita. El
lanzamiento de este original aperitivo nacía en la Argentina con enorme éxito.
Para evitar las falsificaciones de
que fue objeto este producto por su éxito, Melville pudo lograr que Nicolás Avellaneda,
presidente a la sazón de la Nación, creara un registro de marcas y patentes. El
Registro fue creado en 1876 y la primera marca en registrarse en Argentina fue
precisamente Hesperidina. Con un sabor suave, se puede beber pura o mezclada
con otros ingredientes en la preparación de cócteles. Si bien no es fácil
conseguirla pues desapareció de las estanterías de muchos comercios minoristas,
se sigue produciendo y consumiendo en su país de origen.
Hesperidina,
el primer jingle argentino
Como obsequio, con
la compra de cada botella se entregaba la partitura de un tema musical que
publicitaba el producto. Se titulaba “La
Hesperidina. Danza para piano y canto” y fue creado en
1874 siendo el primer “jingle” del Río de la Plata, con letra de J. Figueroa y
música de José Calvo, pieza que estuvo desaparecida u oculta durante más de 136
años y pueden disfrutar a continuación:
Ahora que gracias a mis sueños
conocen la Hesperidina solo falta degustarla, y se puede hacer cócteles por
medio de tres recetas impresas en las botellas actuales:
1.
Hesperidina y tónica: 2 medidas de
Hesperidina, agua tónica, hielo, rodaja de limón.
2.
Hesperidina y pomelo: 2 medidas de
Hesperidina, gaseosa de pomelo, hielo, rodaja de limón.
3.
Hesperidina + hielo: 2 medidas de
Hesperidina, hielo, rodaja de limón.
4.
Agrego por mi cuenta Hesperidina,
Campari, hielo, rodaja de limón.
o-o-o-o-o
Jorge A. Marí –creador y Director de
la Revista “El Chasque Surero”, que hace un par de meses nos visitó en León
junto a su esposa Betti- al enterarse que estaba por publicar este artículo,
tuvo la amabilidad de enviarme las imágenes de afiches y chapas publicitarias
antiguas de esta deliciosa bebida, que comparto con ustedes a continuación:
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Pampeando yTangueando.com
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