Imagen de: Rosario Alerta
EL
NIÑO CARTONERO
Dedicado
a los “niños cartoneros” argentinos
Le
mataron la risa y la inocencia.
La
alegría emigró de su vergel
sembrado
de miserias, de erupciones
persistentes
de hambre y de tristeza,
de
abismos sin salidas, de carcomas, de humo…
A
su paso, jamás se detuvieron
los
juegos infantiles, ni el aroma
sutil
del beso, ni el amor de soles
radiantes,
satisfechos.
De
un hilo de la nada pende toda su vida,
su
grasiento rastreo bajo un cielo con plumas
de
lechuzas prehistóricas,
su
desnudez, su ímpetu a raudales…
Noche
a noche camina,
entre
basura y ratas,
en
busca de tesoros desechados
por
familias que pueblan su universo.
Remueve
y vuelve a remover mil veces
los
nauseabundos desperdicios. Mira,
con
sangre en sus pupilas, la herrumbrosa
carga
recolectada.
De
ella conseguirá unas pocas monedas
para
su subsistencia y la de esos viajeros
amados
que, con él, desde siempre, conviven.
No
hay en mis ojos lágrimas. Tampoco
hay
en mi esencia odio,
ni
rencor, ni venganza…
Solo
mi inconformismo, mi innata rebeldía,
mi
ansia de erradicar
injusticias,
pobreza, agonías constantes,
desigualdades,
paz enmascarada…
refuerzan
la energía de sus pulsos
ante
la sed y hambre de vida venturosa
del
niño cartonero.
©CARLOS BENÍTEZ VILLODRES, poeta y
escritor español
MÁLAGA
(ESPAÑA)
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
(Del
libro LOS PUENTES DEBILITADOS. Ed. Granada Club Selección. Granada, 2007)
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