Imagen de:
M adura el verbo su cantar
sublime
A nte la pura vocación de
aurora
D onde palpita el alma
soñadora,
R uego que al hijo en esta
fe redime.
E lla consuela cuanto pecho
gime
U nica fuente de perdón,
y llora
N uestros
olvidos, antes como ahora,
I
lusionada en que el amor de anime.
V
ive en sus manos la bondad del cielo,
E
strella y norte de la epifanía,
R
econocida cuando emprende el vuelo.
S
ube a la diestra y desde allí nos guía
A
limentando un singular desvelo,
L
o mismo que antes, con igual porfía.
©JERÓNIMO
CASTILLO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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