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GUERRAS,
LAS DE AYER, LAS DE HOY, LAS DE SIEMPRE
Las imágenes que nos transmitió la tele,
hace unos años, sobre las vejaciones monstruosas que los soldados americanos
infligían a los iraquíes, golpearon nuestra sensibilidad y pensamos que la de
toda persona bien nacida. Lo que dudamos es, de saber cuánta gente no debe
haber nacido normal o la educación recibida la ha transformado al punto de
convertirla en un ser avieso. Observando la cara de la soldado que se mofaban
del montón de iraquíes, desnudos y humillados, dejó un inolvidable recuerdo de
aversión no comprendíamos que un rostro aparentemente tan normal pudiese
esconder un ser tan horrendo. Luego dicen siempre, que la responsabilidad es
del grado superior que es quien manda y ordena lo que hay que hacer Esa ya fue
la monserga que esgrimieron los acusados nazis en el juicio de Núremberg,
voluntarios para ejercer la represión y esquivos para aceptar cualquier
responsabilidad.
Si la dinámica de toda guerra es la
humillación, la represión y la muerte del vencido y muy a menudo las víctimas
de hoy, se convierten en los victimarios de mañana, como ocurre hoy en
Palestina, no podemos por menos de hacernos varias preguntas ¿Es el hombre
bueno o malo? ¿Tiene éste conciencia del bien y del mal? ¿Se tiene una idea
cabal de lo que es el bien y el mal?
El
filósofo británico Hobbes, en el siglo XVII, ya apuntó con su Leviatán, la
maldad natural de hombre y la necesidad de un unas leyes sociales que
restringieran su agresividad, Rousseau, el filósofo suizo al contrario, pensaba
que el hombre nace bueno y que es la sociedad quien lo corrompe.
La vida es mucho
más compleja que estos dos conceptos, por muy profundos y exactos que nos
parezcan. Importantes en el momento que surgieron, vigentes al día de hoy, pero
insuficientes para comprender el marasmo de una sociedad como la que vivimos y
sufrimos Muchas opiniones apuntan a que el hombre goza de libre albedrío, de
unos derechos universales aceptados por todos los países y que si delinque, si
desvía su conducta del “recto proceder”, es por voluntad propia y hay que
aplicarle sanciones contundentes. A
parte de no saber con exactitud que es “el recto proceder”, como se nos apunta,
pues deducimos con la expresión una carga de intereses partidistas, por no decir
inconfesables, la demagogia barata ha despertado siempre, nuestros resortes
escépticos.
Si cada hora tiene
su afán, cada época sus problemas, sus trampas, sus inquietudes y sus guerras,
y en el fondo el loable intento de hacer del hombre un ser libre y esas guerras
son el ejemplo fehaciente de que no lo conseguimos. No hemos llegado a eliminar
la esclavitud, la hemos puesto en nómina.
¿Tiene el hombre necesidad de someterse a una autoridad política,
religiosa o económica? ¿Qué busca el hombre que se somete? ¿Protección? ¿La
consigue o a sus propios errores añade
los del mando?
Con su voluntad
propia, el ser humano tiene dos puntos de apoyo: la razón y la ciencia y su
orientación más sublime el Amor universal, sólo falta que lo comprenda y se
decida a emprender el camino. Estamos convencidos de que las guerras,
empezarían su declive.
©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Interrogantes,querida Salomé Moltó que se hacen todas las personas de buena voluntad,amor a la verdad y respeto a la vida humana ...Es como si el odio y las revanchas que éste promueve,se hicieran dueños de las vidas por simple definición de acuerdo a normas y derechos que se adjudican quienes no respetan vida,creencias y opiniones de los demás.No se puede resumir en pocos renglones, lo que está pasando en un mundo alienado,egoísta e irrespetuoso de los más elementales derechos humanos.
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