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sábado, 3 de mayo de 2025

ESPINAS - Glagys Abilar - Chilecito, La Rioja, Argentina

 










ESPINAS

Metáfora de una guerra


Al hombre codicioso le han crecido espinas.
Espinas le han brotado en el cerebro
en los ojos, en la lengua, en las venas. En el alma.
Enojadas, furiosas, piden sangre
Sufren los ideales lastimados;
sufre el pensamiento, la razón y la ternura.
Las espinas tienen hambre. Las espinas quieren sangre.

Ajenos y ofensivos visitantes
vienen del aire y violan la Madre tierra,
abren cavernas, profanan sus entrañas.
El desalojo, la venganza, encienden la lujuria.
Misiles, tanques, bombas constituyen el equipaje del intruso.
Se necesitan más espinas para la ablación de la inocencia.
Los huérfanos marchan en procesión hacia el infierno;
huyen cual ciervos asustados. La salvación, triste quimera.
Un festival de balas simula color y resplandor de ocaso.

Espinas en el alma.
Nunca tan lejos un beso.
Nunca tan cerca el tajo.
La dignidad peregrina hacia el exilio.

El alma está rota.
Alguien envenenó la Justicia.

La Justicia ha huido de la tierra,
ha desconocido a sus hombres
porque tienen olor a pólvora
y mirada de cañón.
En su andar errático
descubre los despojos de seres humillados;
un Gólgota ante la tragedia de crímenes impunes.
Traidores del espacio y de la tierra
espían desde la frontera
con ojos malos
con ojos duros
con ojos codiciosos.
Y vomitan muerte sobre refugiados indefensos.

Al campo de batalla le duele el luto,
a las madres les duelen sus hijos,
a los hijos la orfandad,
a la noche sus días manchados de muertos,
al universo le duele su cielo herido de estrellas desgarradas,
luna triste, opaca y viuda.
La inocencia deambula por los campos del horror
sorteando todo aquello que tenga vocación de exterminio.

La tierra llora. El agua llora.
En cambio, los ojos, se han secado;
las lágrimas son polvo blanco con olor a pólvora.
Y la pólvora aplaca la sed del hombre con espinas;
lo embriaga el rugido del aire, gritos, lamentos, desgarros…
Mientras la sangre se derrama por dentro y moja por fuera
el infiel de las espinas festeja las víctimas, vitorea la muerte.

El alma está rota.
Alguien envenenó la Justicia.

Ahora el ocaso es muerte.
Han agredido su poesía
y han violentado la casa del sol.
Solloza la aurora humillada,
los llantos del alba huelen a ruina
y las gotas de rocío tienen textura de sangre.
La tierra grita. Le están extirpando las entrañas,
están asesinando a sus hijos.
Entonces los hombres con espinas
en el cuerpo y en el alma
descorchan un champán y brindan
con ojos de fuego, sonrisa demencial
y manos de fusil.

El alma está rota.
Alguien envenenó la Justicia.


GLADYS ABILAR
– Chilecito, La Rioja, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

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