CONCLUSIONES
Mi ilógica razón discurre
que ni autocompasión ni amor frustrado
son suficiente evidencia
para condenarme al llanto.
Por lo tanto,
me iré a dormir
con una lágrima asomada
y otras tantas fugitivas.
El rostro seco y seca el alma.
Pues no hay sobre la almohada
más humedad que la perdida.
MARIAN MUIÑOS – España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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