SI EL MUNDO FUERA DE LOS NIÑOS
A mi hija Belén
Si el mundo fuera de los niños,
no hubiesen habido dos guerras,
porque se hubieran construido más castillos de arena.
Habrían mucho menos banderas y fronteras,
se escucharían más risas que malas noticias
y la palabra feliz, sería desde luego más común.
Si el mundo fuese así,
la muerte sería menos entendible;
pero seguro, habrían más rosas en los panteones.
Las cosas se comprarían con intercambios y gracias
y el dinero no sería imprescindible,
por lo que la pobreza llanamente dejaría de existir.
Si el mundo fuera de los niños,
mi alma no reflejaría sus treinta y siete años,
que ya lleva consigo.
Yo tendría seis u ocho años nuevamente,
hubiera cumplido más promesas
y terminado de contar todas las estrellas del cielo.
La palabra perdón sería término frecuente de mi vocabulario
y hubiera viajado mucho más con mi imaginación.
Hubiera conocido con anticipación la pureza y la inocencia,
hubiera también caminado en mayor cantidad de parques
y tendría infinidad de versos escritos.
Comería más chocolates por las tardes
y endulzaría más mi vida con besos de amor.
El mundo no conocería la luna,
pero sí en Navidad a un Niño Jesús.
En verdad, el mundo si es de aquellos que fueron niños,
muchos dejando atrás una historia de infancia feliz.
Ahora, anhelo en demasía las tardes,
para seguir endulzando mi vida con besos de amor.
GUILLERMO FERNÁNDEZ DEL CARPIO – Arequipa, Perú
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
A mi hija Belén
Si el mundo fuera de los niños,
no hubiesen habido dos guerras,
porque se hubieran construido más castillos de arena.
Habrían mucho menos banderas y fronteras,
se escucharían más risas que malas noticias
y la palabra feliz, sería desde luego más común.
Si el mundo fuese así,
la muerte sería menos entendible;
pero seguro, habrían más rosas en los panteones.
Las cosas se comprarían con intercambios y gracias
y el dinero no sería imprescindible,
por lo que la pobreza llanamente dejaría de existir.
Si el mundo fuera de los niños,
mi alma no reflejaría sus treinta y siete años,
que ya lleva consigo.
Yo tendría seis u ocho años nuevamente,
hubiera cumplido más promesas
y terminado de contar todas las estrellas del cielo.
La palabra perdón sería término frecuente de mi vocabulario
y hubiera viajado mucho más con mi imaginación.
Hubiera conocido con anticipación la pureza y la inocencia,
hubiera también caminado en mayor cantidad de parques
y tendría infinidad de versos escritos.
Comería más chocolates por las tardes
y endulzaría más mi vida con besos de amor.
El mundo no conocería la luna,
pero sí en Navidad a un Niño Jesús.
En verdad, el mundo si es de aquellos que fueron niños,
muchos dejando atrás una historia de infancia feliz.
Ahora, anhelo en demasía las tardes,
para seguir endulzando mi vida con besos de amor.
GUILLERMO FERNÁNDEZ DEL CARPIO – Arequipa, Perú
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Uno de mis mejores poemas.
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