ACERCA DEL ALMA Y EL ESPÍRITU
Dicen los que saben, o mejor
dicho, los que han meditado larga y profundamente sobre las diferencias que
existen entre alma y espíritu, que la primera es un “soplo”; es ser inmaterial
que anima el cuerpo.
Es una sustancia simple,
pasiva, que en unidad sustancial con el cuerpo constituye la esencia del
hombre.
En cambio el espíritu, que
etimológicamente es, también, un “soplo”, no anima necesariamente el cuerpo
(Dios y los ángeles son puros espíritus).
El espíritu es activo, es
acción, es hacer y, por tanto, es el principio del pensar.
El alma trasciende al cuerpo,
y el espíritu al alma.
El alma es inmortal; el
espíritu es eterno.
El alma puede ‘pender de
un hilo’ o se nos puede ‘ir a los pies’; al espíritu se lo
puede ‘levantar’.
El ejemplo de
pasividad lo encontramos en el ‘alma en pena’; el de la acción en
el ‘espíritu de lucha’.
Hay almas que se pueden romper (cada
vez más); y hay espíritus inquebrantables (cada vez menos).
Hay almas caritativas y
hay pobres de espíritu.
Hay almas piadosas y hay espíritus de contradicción.
La palabra alma figura en los
títulos de trescientos tangos; la palabra espíritu, en ninguno.
Si el vino (el bueno, por
supuesto) tiene espíritu, de ahí lo de ‘bebidas espirituosas’, el tango, como
ya dijimos, le da más cabida al alma.
Y vayan estos ejemplos
con la yapa de un vals: “Almita herida”; “Alma en pena”; “Alma de bohemio” y “Desde el alma”.
LUIS ALPOSTA - Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
“Alma de bohemio” tango de
Juan Caruso y Roberto Firpo por Alberto Castillo https://www.youtube.com/watch?v=4cS561Xr0-w&t=9s
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