LA FALTA DE DEMANDA DE POESÍA
Como un esclavo enfermo o una bestia,
vagaba por un mundo que me tocó en suerte,
con la lentitud que tienen los monstruos
del barro - o del polvo - o del bosque -
arrastrándose sobre la panza - o sobre las aletas
vanas para la tierra firme - o alas de membranas...
Alrededor había terraplenes o calzadas de grava,
o quizá estaciones abandonadas en el fondo de la ciudad
de los muertos - con las calles y pasajes subterráneos
de la alta noche, cuando se sienten solamente
trenes espantosamente distantes,
y el lavado de las alcantarillas, en el frío definitivo,
en la sombra que no tiene mañana.
Entonces, mientras me erguía como un gusano,
blando, repugnante en su ingenuidad,
algo pasó en mi alma - como
si en un día claro se oscureciese el sol;
por encima del dolor de la bestia cansada,
surgió otro dolor, más mezquino y oscuro,
y el mundo de los sueños se quebró.
"¡Ya nadie te pide poesía!"
Y: "Ha pasado tu tiempo de poeta..."
"¡Los años cincuenta se acabaron en el mundo!"
"¡Tú, con las Cenizas de Gramsci, te marchitas
y todo lo que fue vida te duele
como una herida que se vuelve a abrir y da la muerte!"
PIER PAOLO PASOLINI – Italia
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