CUANDO EL MALTRATO CUNDE GRATUITAMENTE (Nota de opinión)
La política de esta castigada república sudamericana, aún para los más
pintados analistas, es un embrollo difícil de entender. Hay países en el mundo;
pero, sin duda, la Argentina no ofrece puntos de comparación. El hartazgo llevó
en las últimas elecciones presidenciales a un extrapartidario polémico, agresivo
y grotesco (que algunos sin eufemismos llaman “loco”) y ahora en su afán
universalista ha pisado tierra de España para intentar erigirse en líder de una
derecha mundial, casi extremista, y Vox lo recibe con los
brazos abiertos.
Allí, entre tropiezos y paradojas, el presidente libertario reafirma su
adhesión a esa cumbre europea, que él ve con proyecciones internacionales,
mientras en el desorden local prosigue sin lograr que el Congreso le apruebe
una “ley base” para imponer un proyecto macroeconómico afín a su ideología,
pero insensible a la economía cotidiana, que incluye el pan familiar de cada
día. Una macroeconomía que es improbable que funcione; sobre todo sin poder
parlamentario y donde el hambre ya está instalada mostrando cifras
escalofriantes. Cierto, hay muchas y acaso demasiadas cosas que se vienen
enquistando en una complicidad que Milei llama “la casta”, con una corrupción
que hizo y sigue haciendo estragos en casi todos los órdenes de la dirigencia.
El reciente caso de los grupos piqueteros es quizá el menos sorprendente que
inquietante.
Pero es ahora el circo diplomático, instalado en España, el que ocupa un
lugar central. Milei apela a la política exterior para generar audiencia y
encontrar apoyo. Sus declaraciones especulativas, incómodas y acaso
inapropiadas, que no tienen costos económicos locales (salvo el costo del viaje
de él y su comitiva, que incomoda a los sectores más austeros), instalan una
polémica de ambos lados del Océano. Nada mejor entonces que una disputa
entre Sánchez y Milei, para encender una hoguera que nace apagada en sus
propias cenizas; aunque resulta pésima en la relación de España con la
Argentina, por un asunto -digamos- de buena educación y respeto entre países
civilizados.
En lo práctico no hay negocios que se arruinen porque dos países se
peleen; en la realidad ambos atraviesan un momento de alta tensión política y
el debate público está tan intoxicado en un país como en el otro. El partido
que salió segundo en las elecciones catalanas tuvo gente proscripta,
inhabilitada y presa por sedición al hacer un plebiscito anticonstitucional. El
líder de esa corporación hace discursos desde Francia porque está prófugo y
todo (o casi todo) depende de la estabilidad del gobierno español; atado, por otro
lado, a un partido, que no quiere ser español.
Así las cosas, lo que sucede en la Argentina a nivel político no es
menos intenso que lo de España. Por otro lado, el asunto Milei, flota en dos
aguas: el hecho de que no haya sido una visita oficial y que la convocatoria
sea en el marco de un acto partidario de ultraderecha, que no es de por sí una
señal demasiado saludable. De cualquier manera, hubo convocatoria por las
expectativas generadas por el encuentro, y seguramente lo que pasó no ayude
para nada en los negocios bilaterales que benefician a ambos Estados. Las
decisiones de inversiones o de expansión necesitan otro telón de fondo. No el
que se proyecta en una riña de presidentes.
Es posible entonces que la excursión como visita no oficial del
Jefe de Estado Argentino a España no tenga consecuencias ni incidencias durante
toda su gestión. “Que el Presidente de la Argentina venga a España y no
sea recibido por su par español es inaudito pero no modifica demasiado las
cosas. En el perfil ideológico de cada Jefe de Estado, da igual”, argumentó
desde España Beatriz Becerra, una política y escritora que fue legisladora
del Parlamento Europeo entre 2014 y 2019, autora, además, del
libro Eres liberal y no lo sabes. Y luego completó: “En el caso
de Milei los insultos me parecen un comportamiento totalmente impropio para
quien ejerce por delegación de sus ciudadanos una responsabilidad pública.
Especialmente si hablamos de un nivel ministerial o de presidencia. La
desmesura sin límites (y sin consecuencias) lleva a una percepción de impunidad
por parte de nuestros gobernantes. No deberíamos tolerarla en ningún caso”.
En asuntos de negocios, que los presidentes de España y la Argentina no
se reúnan en forma oficial no es, sin duda, una buena noticia para la comunidad
empresaria. El desaforado Milei, como viene siendo su estilo, utilizó
publicaciones periodísticas para arremeter contra la esposa de Sánchez y este,
rápido de reflejos, recogió el guante y puso en marcha la reacción oficial en
contra de palabras partidarias. Cada cual en su juego, por supuesto. Sin
embargo, es una pésima señal para las necesarias relaciones que ya están
tejidas entre los dos países. “España es uno de los principales inversores
extranjeros en la Argentina y la vía diplomática, el hecho de tocar el timbre
en la embajada de uno y otro lado es siempre una manera de destrabar algún
tema, o poner al corriente de situaciones a los gobiernos. Imaginemos qué
diálogo puede haber desde ahora. Ojalá todo termine de una manera razonable”,
dijo un alto ejecutivo de una de las empresas que participó de las reuniones en
Madrid.
El trazo grueso con el que la delegación argentina marcó este viaje a
Europa, seguramente, quedará impreso en lo que viene a partir de ahora. Los
viajes presidenciales que ha hecho Milei, es necesario tenerlos en cuenta, han
sido no oficiales al punto de que alguna vez, en uno que hizo a los Estados
Unidos, no se movió una sola pieza de la diplomacia americana. Con lo cual, las
convocatorias a las reuniones son oficiosas. Sin embargo, en esta
ocasión los hombres de negocios quedaron presa de un enfrentamiento que los
involucra en parte, pero que por lejos, los excede.
“A buen entendedor, pocas palabras”, dice un famoso refrán. Sucede,
además -y esto también es necesario tenerlo en cuenta- que la comunidad de
empresarios españoles está enfrentada con Sánchez, y se quejan de que
injustamente están atacados por el Gobierno Español. De hecho, en alguno de los
últimos actos, ni siquiera fueron convocados a la foto en acuerdo con los
sindicatos. En este contexto, Antonio Garamendi, el actual presidente de
la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y
uno de los símbolos del enfrentamiento con el oficialismo español, se encargó
de la convocatoria de Milei. Según se comenta, tenía dos objetivos: por un
lado, la expectativa de escuchar y acercarse al presidente argentino; por el
otro, pasar un mensaje a Sánchez. No obstante, al parecer, no consiguió llevar
interlocutores válidos al encuentro, pero aportó nombres de empresas con
intereses en España y la Argentina.
Como se pudo ver, una vez concluido el polémico encuentro, había hasta
entusiasmo entre los concurrentes. De hecho, ahí ni tampoco en la presentación
del libro de Milei, hubo reproches a su par español. El tono se levantó cuando
trató de corrupta a la esposa de Sánchez; aunque, en verdad, no se pasa por
alto que fue el primer presidente que no saludó la llegada de Milei como Jefe
de un Estado democrático. Tampoco se pasa por alto que el rey Felipe VI llegó
sólo a la asunción de Milei, sin ningún ministro del gobierno de Sánchez.
“Pases de factura”, se diría en buen castellano o, como tal vez agregaría el
inefable Quevedo “la vida empieza en lágrimas y caca”. En este caso el
conflicto.
Lo más cierto es que todos quedaron incómodos. Quizá Milei, que
disfruta en la agresión, apostó a un pleno en su popularidad y en la
posibilidad de quedar como referente de la derecha mundial. Pero que se
entienda, que una cosa es lo que le conviene a él y otra lo que esta situación
aporta a la Argentina. En España, mientras tanto, la derecha política
eternamente agradecida; no así el sector empresario, que ya ha fijado su
posición acorde con el Gobierno de España. De ninguna manera preferirá estar
bien con Milei a costa de su relación con el propio país. Una reciente
declaración lo confirma.
Tampoco en la convulsionada República Argentina las cosas marchan de
maravilla. La provincia de Misiones está en pie de guerra con el Gobierno y ya
hay algunos que hablan del “misionazo”, parodiando la acción estudiantil,
obrera y sindical, que se enfrentó en la provincia de Córdoba, en1969, y fue
duramente reprimida por la dictadura militar autodenominada Revolución
Argentina.
Esta vez, la que encabeza el alzamiento pidiendo mejoras en los salarios
es la propia Policía Provincial, a la que se suman todos los sectores. Milei,
en otra de sus contradicciones, considera a Misiones como paradigma del cambio
económico que está impulsando en la Argentina.
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ROBERTO
ALIFANO - Buenos Aires, Argentina MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA |
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