NADIE SABE
A todo aquel que sabe poco de sí mismo
Nadie sabe cuándo nació ni cuándo murió. De él se sabe que
conocer el origen del universo y el escribir poesías y relatos eran una sola
vocación. El destino prosperó y en poeta se convirtió. Nadie sabe cuántos
libros leyó ni cuántos poemas escribió en su enfermedad, de la cual nunca se
curó.
Intentó enlazar las letras a la
filosofía, teología, economía, … a todo saber que leyó. Un biógrafo dijo que en
algunos años, se sabría de él y que quedarían en la antología relatos breves y
versos que vienen desde la primavera de su niñez.
Del biógrafo nadie sabe cuántas vidas
escribió. Algún olvidado citadino del sur del Perú, dedujo que el biógrafo y el
escritor eran el mismo. Los años, a lo dicho de tal citadino, le otorgaron
razón.
Nadie sabe si conoció una mañana a
Sócrates o una noche a Vallejo. Sí se sabe que los admiró y también que de la
esperanza no se alejó. Se sabe que contrastó varias ideologías: Marxismo,
Capitalismo, Cristianismo, … y con una sola de ellas se quedó. El mismo
citadino del sur del Perú, dijo que cuatro vidas lo acompañaron siempre; pues
día tras día, él siempre las recordó.
Por unos libros suyos, se sabe que el
saber lo apasionó y que no era ajeno al dolor. Por las noches solía mirar las
estrellas y admirar el firmamento con detenimiento. Creía que un ser habitaba
en cada estrella. Sabía que tendría una vida breve, pero aquello los demás
desconocían. En silencio escribía, meditaba, rezaba y leía. Quizás leyó mucho,
quizás leyó poco, pero lo leído estaba en su mente y releía los relatos,
ensayos y poemas de su predilección. Tenía la certeza de que toda persona en
algún momento de su vida es creyente. Aquello lo constató en las biografías de
célebres autores que leyó.
No se sabe cuánto sufrió, ni cuánto se
alegró. Se sabe que murió un domingo, despierto y feliz. Quizás este hombre en
el futuro pueda ser yo, nadie sabe.
GUILLERMO FERNÁNDEZ DEL CARPIO, Arequipa, Perú
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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