LLORAR LA CARTA
Y/O HACER EL
VERSO
El METAVERSO y su simbología lingüística
Creo
que desde el punto de vista lingüístico se realizó una conjunción o acople de
dos palabras, que si las separamos alcanzarían una comprensión más fácil para
los lectores. Veamos: META VERSO. Entonces lo que nos queda, es averiguar lo
que significa un “verso” aunque no en el sentido poético. Claro que debemos
contemplar también el posible error (por solamente una letra) en la escritura,
siendo MEGAVERSO lo que nos quisieron transmitir. Veamos en qué consiste “hacer
el verso”, muy emparentado con “llorar la carta”:
LLORAR LA CARTA (o… HACER EL VERSO)
Cuando
en la R. Argentina utilizamos la expresión “hacer
el verso” no estamos señalando una posibilidad poética que integraría una
estrofa, mas bien se está indicando una actitud similar a “llorar la carta”. Pero ¿qué significa?
Consiste
en utilizar una excusa, mas o menos pueril, para obtener un beneficio o
liberarse de una obligación. En realidad es fácil imaginar ejemplos de “hacer
el verso”
Nos
enteramos que el Profesor tomará un examen para el que no estamos preparados,
lo esperamos en la puerta para abordarlo antes de su entrada al aula y le
exponemos que, porque estuvimos enfermos o lo está alguien en la casa se
produjo una situación que nos impidió prepararnos, por eso solicitamos que nos
permita postergar el examen.
Está
el caso del obrero o empleado, al que observan sus compañeros que está hablando
con su Jefe en la oficina y comentan entre ellos: Perico “le está haciendo el verso” al Jefe, le está pidiendo un aumento con
la excusa del nacimiento de un nuevo vástago que le supone incrementar sus
gastos. O aquél que para liberarse del esfuerzo que significa descargar a
hombros de un camión bolsas de escayola (yeso), argumenta al capataz una
reciente cirugía que le impide hacer ese trabajo.
Otro
caso sería el de un Empresario dirigiéndose al Director de la Sucursal Bancaria
para que le aumente su crédito, o la posibilidad de girar en descubierto dada
la apremiante situación de la industria y el comercio a causa de una crisis,
como ocurrió con la crisis financiera del año 2008, o posteriormente con la del
Covid 19. También el cliente del almacén del barrio donde compra fiado, y le
pide al dueño lo espere una semana más porque aún no cobró su sueldo; y un
largo etcétera.
¿Y
el “METAVERSO”? Ah, es muy de actualidad desde que Mark Zuckerberg cambió el
nombre de “Facebook” por “Meta”. Para seguir haciéndonos el verso, digamos. La
cuestión es que se venden terrenos virtuales
y hasta mansiones digitales. En
qué consiste es muy difícil de comprender, pero mi opinión personal, es un
verson (es decir: verso a la enésima potencia
¡cuidado!). Tal vez se trata de un error lingüístico, en una sola letra; es
posible se pretendiera denominar “megaverso” ¿Y cuál puede resultar un “megaverso”? Sí señores, posiblemente lo que están pensando: el mercado de las
“CRIPTOMONEDAS”.
En
eso del “metaverso” también debemos tener en cuenta el verso que nos hacen sobre la seguridad de lo que escribimos en
nuestro PC. Porque lo hacemos muy confiados que no nos espían por sobre el
hombro; craso error y ¡qué cosa extraordinaria! Escribía a un amigo, y entre
otras cosas le decía “te adjunto el
soneto que me envió fulano” y se lo escribí a continuación.
El
sistema “leyó”, se enteró que yo le adjuntaba. Y como no había un adjunto al uso (de internet) me dijo en
una de sus famosas y fastidiantes ventanitas:
“Está por enviarlo sin agregar el
adjunto”. ¿Esto no les dice nada?
Y
el mismo día, editando para mi Revista el artículo en lunfardo enviado por un amigo, y que por tal motivo contenía
palabras en italiano, mientras lo preparaba apareció una ventana en la que me advertían esa circunstancia, por si debía
realizar la traducción.
¡Qué
me Contursi! O ¿Quí-mi-cointas? Utilizando porteñas exclamaciones tangueras, o
de los paisanos de Gerchunoff. Estamos
totalmente controlados en todos nuestros movimientos.
En
realidad por culpa del METAVERSO me fui por las ramas de lo que fue mi
intención original, dar a conocer el significado de “llorar la carta” o “hacer
el verso”. Me disculpo y ahora
doy término a lo que había explicado al principio.
El
tango no podía estar ausente en estas vivencias, y tenemos un par de ejemplos
(en realidad, hay muchos): Esa mujer que en el trance de ser abandonada por su
compañero le expone todo lo que ella hizo por él, ablandando su corazón hasta
hacerlo “llorar como una mujer” (tango “Lloró
como una mujer” cuya letra pertenece a Celedonio Flores). El tango “Recordándote” de José Pedro de Grandis
lo menciona explícitamente en uno de sus versos: …”se acabaron las verseadas de
mi numen peregrino”…
Otro
tango se llama precisamente “Llorando la
carta” y su letra y música pertenece a Juan Fulginiti: ...”Al amigo y al extraño fui mostrándole la hilacha, / les lloré tanta miseria sin hacerles
comprender / que pedía por el hecho de quebrar la mala racha / que a mi lado
la desgracia te hizo un día conocer”... Podemos escucharlo en
la voz de Enrique Campos con la orquesta de Francisco Rotundo:
https://www.youtube.com/watch?v=o76aaCCTevc
También está la versión ¡excelente! de Julio Sosa
La cuestión ahora para
mí, consiste en cómo llorar la carta (o hacer el verso) a mis lectores para
darles un ejemplo personal. ¡Ah, ya sé!:
Queridos lectores, les ruego me disculpen si cometo faltas
gramaticales u ortográficas, tengan en cuenta que con los años disminuyó mi
capacidad visual y eso me obliga a una mayor concentración en el teclado que me
desconcentra y me hace cometer errores al teclear.
César J.
Tamborini Duca, León, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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