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sábado, 28 de mayo de 2022

LLORAR LA CARTA Y/O HACER EL VERSO, César Tamborini Duca, León, España

 



LLORAR  LA  CARTA  Y/O  HACER  EL  VERSO

 

El METAVERSO y su simbología lingüística

Creo que desde el punto de vista lingüístico se realizó una conjunción o acople de dos palabras, que si las separamos alcanzarían una comprensión más fácil para los lectores. Veamos: META VERSO. Entonces lo que nos queda, es averiguar lo que significa un “verso” aunque no en el sentido poético. Claro que debemos contemplar también el posible error (por solamente una letra) en la escritura, siendo MEGAVERSO lo que nos quisieron transmitir. Veamos en qué consiste “hacer el verso”, muy emparentado con “llorar la carta”:

LLORAR LA CARTA (o… HACER EL VERSO)

Cuando en la R. Argentina utilizamos la expresión “hacer el verso” no estamos señalando una posibilidad poética que integraría una estrofa, mas bien se está indicando una actitud similar a “llorar la carta”. Pero ¿qué significa?

Consiste en utilizar una excusa, mas o menos pueril, para obtener un beneficio o liberarse de una obligación. En realidad es fácil imaginar ejemplos de “hacer el verso”

Nos enteramos que el Profesor tomará un examen para el que no estamos preparados, lo esperamos en la puerta para abordarlo antes de su entrada al aula y le exponemos que, porque estuvimos enfermos o lo está alguien en la casa se produjo una situación que nos impidió prepararnos, por eso solicitamos que nos permita postergar el examen.

Está el caso del obrero o empleado, al que observan sus compañeros que está hablando con su Jefe en la oficina y comentan entre ellos: Perico “le está haciendo el verso” al Jefe, le está pidiendo un aumento con la excusa del nacimiento de un nuevo vástago que le supone incrementar sus gastos. O aquél que para liberarse del esfuerzo que significa descargar a hombros de un camión bolsas de escayola (yeso), argumenta al capataz una reciente cirugía que le impide hacer ese trabajo.

Otro caso sería el de un Empresario dirigiéndose al Director de la Sucursal Bancaria para que le aumente su crédito, o la posibilidad de girar en descubierto dada la apremiante situación de la industria y el comercio a causa de una crisis, como ocurrió con la crisis financiera del año 2008, o posteriormente con la del Covid 19. También el cliente del almacén del barrio donde compra fiado, y le pide al dueño lo espere una semana más porque aún no cobró su sueldo; y un largo etcétera.

¿Y el “METAVERSO”? Ah, es muy de actualidad desde que Mark Zuckerberg cambió el nombre de “Facebook” por “Meta”. Para seguir haciéndonos el verso, digamos. La cuestión es que se venden terrenos virtuales y hasta mansiones digitales. En qué consiste es muy difícil de comprender, pero mi opinión personal, es un verson  (es decir: verso a la enésima potencia ¡cuidado!). Tal vez se trata de un error lingüístico, en una sola letra; es posible se pretendiera denominar “megaverso” ¿Y cuál puede resultar un “megaverso”? Sí señores, posiblemente lo que están pensando: el mercado de las “CRIPTOMONEDAS”.

En eso del “metaverso” también debemos tener en cuenta el verso que nos hacen sobre la seguridad de lo que escribimos en nuestro PC. Porque lo hacemos muy confiados que no nos espían por sobre el hombro; craso error y ¡qué cosa extraordinaria! Escribía a un amigo, y entre otras cosas le decía “te adjunto el soneto que me envió fulano” y se lo escribí a continuación.

El sistema “leyó”, se enteró que yo le adjuntaba. Y como no había un adjunto al uso (de internet) me dijo en una de sus famosas y fastidiantes ventanitas: “Está por enviarlo sin agregar el adjunto”. ¿Esto no les dice nada?

Y el mismo día, editando para mi Revista el artículo en lunfardo enviado por un amigo, y que por tal motivo contenía palabras en italiano, mientras lo preparaba apareció una ventana en la que me advertían esa circunstancia, por si debía realizar la traducción.

¡Qué me Contursi! O ¿Quí-mi-cointas? Utilizando porteñas exclamaciones tangueras, o de los paisanos de Gerchunoff. Estamos totalmente controlados en todos nuestros movimientos.

En realidad por culpa del METAVERSO me fui por las ramas de lo que fue mi intención original, dar a conocer el significado de “llorar la carta” o “hacer el verso”. Me disculpo y ahora doy término a lo que había explicado al principio.

El tango no podía estar ausente en estas vivencias, y tenemos un par de ejemplos (en realidad, hay muchos): Esa mujer que en el trance de ser abandonada por su compañero le expone todo lo que ella hizo por él, ablandando su corazón hasta hacerlo “llorar como una mujer” (tango “Lloró como una mujer” cuya letra pertenece a Celedonio Flores). El tango “Recordándote” de José Pedro de Grandis lo menciona explícitamente en uno de sus versos: …”se acabaron las verseadas de mi numen peregrino”…

Otro tango se llama precisamente “Llorando la carta” y su letra y música pertenece a Juan Fulginiti: ...”Al amigo y al extraño fui mostrándole la hilacha, / les lloré tanta miseria sin hacerles comprender / que pedía por el hecho de quebrar la mala racha / que a mi lado la desgracia te hizo un día conocer”... Podemos escucharlo en la voz de Enrique Campos con la orquesta de Francisco Rotundo:

https://www.youtube.com/watch?v=o76aaCCTevc

También está la versión ¡excelente!  de Julio Sosa

La cuestión ahora para mí, consiste en cómo llorar la carta (o hacer el verso) a mis lectores para darles un ejemplo personal. ¡Ah, ya sé!:

Queridos lectores, les ruego me disculpen si cometo faltas gramaticales u ortográficas, tengan en cuenta que con los años disminuyó mi capacidad visual y eso me obliga a una mayor concentración en el teclado que me desconcentra y me hace cometer errores al teclear.

 

César J. Tamborini Duca, León, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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