LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
Fue
uno de los mayores hallazgos arqueológicos del siglo XX. En los rollos hay
pistas de los orígenes del judaísmo y el cristianismo. En ellos se habla por
primera vez del “hijo de Dios”. Especialistas afirman que algunos de los textos
describen a un mesías sacrificado –una historia similar a la de Jesús– que
habría vivido al menos 50 años antes.
14 Abr 2019 4 27
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He caminado cada
sitio de Medio Oriente donde los Evangelios indican que Jesús estuvo.
Una mañana de
invierno, por primera vez – hace de esto unas dos décadas – llegué por primera
vez a la vera de aquella cueva donde fueron hallados (oficialmente) en 1947
cantidad de vasijas conteniendo milenarios y controvertidos manuscritos.
Desde la entrada de
la cueva el Mar Muerto brilla enceguecedor. La cueva en cuestión se halla a
alrededor de un kilómetro de Kirbet Qumram, cercano a la ribera noroccidental
del Mar Muerto.
Digo “hallados
oficialmente” porque resulta difícil aceptar que esa verdadera biblioteca pudo
permanecer ignorada por más de dos milenios para aparecer a la luz de todos
merced a un joven beduino que extravió una de sus cabras y, buscándola,
encontró las tinajas con los rollos. Así se produjo uno de los mayores
hallazgos arqueológicos del Siglo XX. Hallazgo que contiene pistas esenciales
sobre la historia del judaísmo y los orígenes del cristianismo (el otro
–ocurrido casi al mismo tiempo– es el de los manuscritos coptos de Nag Hamadi,
Egipto).
Así aparecieron los
primeros siete pergaminos. Después, muchísimos más –en su mayor parte
compuestos por fragmentos– fueron encontrados. Gran cantidad ofrecidos por
mercaderes; sobre todo de Jerusalén. Totalizaron 800 rollos. Algunos refutarían
partes sustanciales del Nuevo Testamento. Las vasijas contenían las copias más
antiguas conocidas de la herencia judeocristiana, algunas escritas un siglo
antes del nacimiento de Jesús. Salmos, comentarios, escrituras en clave, poemas
e historias sobre gigantes, ángeles, horóscopos y el mapa de un supuesto tesoro
sepultado: nada menos que el Tesoro del Templo. Del Primer Templo; el que fuera
erigido por el Rey Salomón y edificado por el arquitecto Hiram Abif.
Mesías
antes de Cristo
Dos especialistas
afirman que algunos de los textos describen a un mesías sacrificado –una
historia similar a la de Jesús– que habría vivido al menos 50 años antes.
Israel Knohl, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autor de El
Mesías antes de Jesús: el siervo salvador de los rollos del Mar Muerto,
escribe: “Tenemos en esos manuscritos la evidencia de un mesías que cuenta con
esa combinación de sufrimiento y divinidad que es típica de Jesús”. El autor
interpreta que este mesías fue esenio, llamado Menahem; muerto por los romanos en
el 4 a. J. Aunque dicho nombre no aparece en los textos, Klohl argumenta que
fue ese esenio a quien el historiador Flavio Josefo (Siglo I) describe como un
amigo del Rey Herodes y candidato a mesías de Qumram. Se apoya en el texto
“Himno de la Autoglorificación”, donde hay un relato en primera persona que
cuenta que fue relegado y despreciado. Asimismo se compara con los ángeles y
dice ser el “querido del Rey”.
Michael O. Wise;
profesor del Northwestern College (Minnesota, E.E. U.U.) y autor de El primer
Mesías: investigando al Salvador antes de Cristo, piensa que pudo haber sido un
hombre llamado Judá que murió en el 72 a. J. Encontró pruebas en “Himnos de
acción de Gracias”, también escritos en primera persona. Otros investigadores
afirman que esos himnos son de autoría del fundador del grupo que realizó los
manuscritos, un hombre citado como “Maestro de Justicia”.
Nueva
Alianza
Los textos están
escritos en hebreo, arameo y griego; la mayoría son adjudicados a los esenios,
una orden esotérica e iniciática de reglas muy severas, algunas de las cuales
son utilizadas hasta hoy entre los masones.
Ya Plinio el Viejo
(23/79 d. J.), erudito romano, había señalado un monasterio situado en Kibert
Qumran, como la sede de esenios que se llamaban a sí mismos “Nueva Alianza”.
Juan el Bautista también habría sido educado por esta orden, habida cuenta que
los Evangelios dicen que estuvo un tiempo considerable en el desierto cerca del
área donde se localizaba esta comunidad de Qumran. (Mateo 3:1-3, Marcos 1:4,
Lucas 1:80; 3:2-3). Ambos enseñaron que el “Reino de Dios” estaba por venir.
De entre los
primeros manuscritos hallados, el “Manual de la Disciplina o “Normas de la
Comunidad” describe los requisitos para aquellos interesados en formar parte de
la orden. Su líder, llamado “Maestro Justo”, fue perseguido, martirizado y
torturado. Sus seguidores creían en la inminencia del fin del mundo, pero
quienes creyesen en él, estarían salvados.
Hijo de
Dios
Otro de los
fragmentos se asemeja a pasajes del Evangelio de San Lucas (1:32-5) y dice que
“por su nombre será aclamado como el Hijo de Dios y lo llamarán Hijo del
Altísimo”. Se trata de un descubrimiento extraordinario porque “es la primera
vez que la expresión Hijo de Dios aparece en un texto palestino que no sea la
Biblia”.
Otros dos rollos de
cobre laminado contienen el inventario del Tesoro del Templo de Jerusalén,
consistente en 26 toneladas de oro, 65 toneladas de plata y metales preciosos.
También figura el listado de los lugares secretos donde fueron ocultados en
vísperas de la invasión romana de Jerusalén. El gran problema reside en que los
nombres originales de los escondijos del primer siglo de nuestra era no se
mantienen hoy.
Mientras los
expertos continúan su tarea de investigación, varios enigmas quedan planteados;
principalmente: si existió este “Maestro Justo”, ¿puede haber sido “el elegido
por Dios y el redentor del mundo” y predecesor de Jesús.
©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor
argentina
MIEMBRO
ASESOR DE ASOLAPO ARGENTINA
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