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sábado, 15 de junio de 2024

SUEÑOS Y FANTASIAS DE JUAN RAMÓN - Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España

 







Imagen: Alamy


SUEÑOS Y FANTASIAS DE JUAN RAMÓN

 

Juan Ramón cogiendo los zapatos de debajo de la cama salió al jardín empujando la puerta de cristal. Frenó su actividad y sencillamente, se puso a meditar

Un ligero fresquito le golpeo la cara. Había llovido un poco durante la noche, quizás ya en la madrugada pues los geranios retenían orgullosos las gotas de agua que el sol no se había todavía bebido.

Respiró profundamente y se sentó en la pequeña hamaca de su madre, en aquel minúsculo jardín en medio de tanto edificio. Era una parcela de placer aquel pequeño espacio en donde el esmero y cuidados de su madre daban la imagen del jardín del Eden, por lo menos, en sus recuerdos de antaño en donde su abuelo le instaló un caballo de madera en cuyo lomo navegaba por los cielos hermosos de su fantasía.

Había pasado todo el día en el hospital cuidando a su madre que había padecido una trombosis y que difícilmente iba superando la situación.

Volvió tarde y se acostó en la cama de la mujer que cincuenta años antes le dio la vida, lo crio de la mejor manera e intentó abrirle un horizonte nuevo que no fuera el de su padre dado al alcohol, a las mujeres y a la violencia.

Lo consiguió ampliamente, aunque los primeros años, los años de la niñez de Juan Ramón, la influencia del padre dominó la vida del muchacho.

A veces un trabajo lento, paciente perfectamente trazado y estudiado puede dar a través del tiempo un resultado satisfactorio, no tanto para la madre pero sí, para el propio Juan Ramón que en aquel momento toda una vida de sacrificios, de coraje y de amor surgió en aquel hogar para la formación del muchacho.

¿Pueden las adversidades hacernos reflexionar sobre los valores que hemos mantenido a pesar de tantas cosas negativas que hemos tenido que afrontar?

Por supuesto, pensó Juan Ramón, es un reto, pero la vida es en realidad, un constante reto que hace que para superar los obstáculos, las dificultades y los problemas, nos hagamos más hábiles y desarrollemos nuestras cualidades que por supuesto tenemos, sólo falta que creamos en ellas.

                                                                                                                          

SALOMÉ MOLTÓ – Alcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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