Zarabanda de la lluvia
Parece huir en un sueño rumoroso, etérea,
ligeramente flotante,
prematura de súplicas
como una danza de Häendel
o una pintura de Schiaffino.
Llegaba con impaciente
luz,
casi gozosa en ese ardor
sensible
que el aire mueve en el
lecho o el navío
sosteniendo la pluma y el
cristal de las velas.
(¿Quería descender, la
amada fantasmal, en esta voz
en esta vaguedad que toca
sus caderas
con la mirada y el
lenguaje de lo súbito?)
Dulcemente llegabas
en una suerte de alegría
que atraviesa
el perezoso aliento del
instante.
Llevaba el collar de la
paloma
sin mirar la densidad que
recoge el abandono.
Es entonces cuando me da
su forma,
me da la belleza que
desnuda la noche.
Desposesión y refugio
mientras la lluvia
desordena la tierra.
©CARLOS PENELAS, poeta
y escritor argentino
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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