Imagen de: El Confidencial
SOLEDAD
A veces
pienso que la muchacha del 4º, levantará la vista cuando pasea por la Rambla y
así podrá comunicarse con la realidad.
En ocasiones
nos hemos cruzado en la escalera y su aterrada mirada se ha posado
inexpresivamente en la mía, su saludo ha sido un vertiginoso murmullo que quiso
responderme…
Se sienta en
los anchos bancos de la Plaza de La Catedral y su cuerpo desaliñado y quieto,
sólo se mueve cuando una gaviota enorme y desorientada asombra a los turistas
sobrevolando la plaza para posarse luego en la cúpula de la catedral, buscando
ávidamente el mar.
Desde
arriba, los cantantes que hacen su día con el producto del bote, parecen
pequeños puntos oscuros con una multitud en constante movimiento a su
alrededor, que ignora los problemas de las muchachas.
Las palomas
no se acercan a la muchacha, no tiene miguitas para tirarles…
Ella cruza
silenciosa hasta el Museo Gaudí. Recorre lentamente los tres pisos, hasta
llegar a las obras y croquis del maestro que contempla despaciosamente,
subyugada por tanta belleza…
Abajo, las
terrazas repletas de personas cuya única opción es si piden tapas de mariscos o
patatas bravas. Es pleno agosto en Barcelona y las enormes copas de dorada
caña, sólo compiten con el blanco de la espuma que las corona.
Ahora la
muchacha desde arriba, se fija en las palomas entre el constante movimiento de
gente deambulando al sol, buscando regalos en las tiendas de los anticuarios…
Y las
palomas siguen picoteando hasta levantar vuelo en conjunto, asustadas por un
niño en patineta.
Como ellas…,
pero a la inversa, esa noche la pequeña e ignota figura del 4º, voló hasta la
estrecha callejuela arrastrando en su vertiginosa caída, un geranio perfumado.
©YOLANDA ELSA SOLÍS MOLINA, poeta y
escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario