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martes, 3 de mayo de 2016

COBIJO CASERO, Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España




Imagen de: lluviadestellos.blogspot.com


COBIJO CASERO

Amor: Me he sentado en el quicio de la ventana. Aquí pegadita al cristal, veo como las pequeñas gotas de lluvia se debaten, se estampan y corretean sobre esta enorme vidriera donde los rayos del sol, medio ocultos, dejan unos colores anaranjados.
Me siento muy cobijada aquí, pero... Te oigo lejos y te siento indiferente. Programas, ordenas y mandas mi vida. Mi vida exterior que no la interior. En la primera eres el rey, en la segunda ni existes.
¡Qué quieres he aprendido una dualidad de existencia sin pretenderlo! Por obedecerte y querer ser yo misma. ¿Es a lo que nos conduce una larga rutina convivencial? ¿También la fuerza del amor? Y la creatividad para cambiar las cosas ¿dónde ha ido a parar? ¿Es verdad que todo nace, se desarrolla y muere?
Me viene a la memoria el hermoso poema de Jacques Prévert: “Déjeuner du matin” Yo, al igual que ella, al final de la jornada, me cogería con las manos la cabeza y me pondría a llorar. Cruel realidad de una sociedad en convivencia.
Quiero ser yo, ser amada y respetada por ti. He apostado por los conceptos más civilizados que existen, la libre asociación, el apoyo mutuo y la solidaridad y en estos conceptos los autoritarismos está totalmente descartado.
¿Qué esto es lo mejor para mí? Pero no lo he escogido yo. ¿Qué es más conveniente hacerlo de esta forma? A mí me gusta de la otra manera.
Comparada mi situación con las mujeres de Afganistán, Argelia o Iran. Mi dicha tendría que ser total, pero de aquí a ser un ciudadano de pleno derecho todavía hay un largo camino. Aquí también se matan a diario a mujeres, por supuesto más valientes que yo.
No he querido compararte con esos bárbaros, pero no es tu protección la que me hace sentir bien, ni en absoluto desprecio tu amor, sólo la forma en que lo demuestras y cómo gobiernas las cosas, porque simplemente deseo que me preguntes: ¿y tú qué piensas? Porque yo amor, sí tengo opinión, aunque pueda estar equivocada tanto como los demás.
Estoy convencida de que he alcanzado la mayoría de edad y puedo andar mi propio camino y asumir mis propias responsabilidades y errores.

©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



2 comentarios:

  1. No hay mayor amor que el que nos profesamos a nosotros mismos; ni mejor amigo que nuestro propio ser. (Y viceversa). Los demás, pasan por nuestra vida, y la mejoran o empeoran, según nuestro permiso. Somos libres. El agradecimiento trae abundancia. Centrarse en las carencias,trae escasez. Es mejor sola que mal acompañada. Pero algunas veces, una compañía imperfecta, aceptada y con los límites que le pongamos, puede aligerar las cargas.
    Aparte de esto. Hermosas, tiernas, y transparentes palabras las del texto.
    Saludos,
    Marián

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  2. Impresionante retrato del alma femenina que reclama.En el momento reflexivo de un día de lluvia.En la oportuna quietud , en la melancolía de minutos quietos y también de recuerdos y renovadas esperanzas...!!!

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