Jiddu Krishnamurti (1895/1986)
LA IMPORTANCIA DE NO CONSERVAR PARA PODER EVOLUCIONAR
Evolucionar implica
no conservar. Ejercer el acto de evolucionar implica la aceptación de que
se irán produciendo cambios graduales donde se abandona algo para dar
bienvenida a lo nuevo.
Está
implícito, dentro de las conductas humanas normales, la búsqueda tanto como el
deseo de ir conservando cosas a medida que pasan los años y, con ello, la vida
de cada uno. Conservar, acumular, reunir desde objetos hasta afectos y también
incluimos en esto el conservar relaciones sociales; las que fueren: familiares,
conocimientos, amistades.
Empero,
estas formas de proceder impiden la evolución personal. Si. Evolucionar
implica no conservar. Ejercer el acto de evolucionar implica la
aceptación de que se irán produciendo cambios graduales donde se abandona algo
para dar bienvenida a lo nuevo. Esencial en todo proceso de transformación.
Obvio que para que surja lo nuevo fueron necesarios que acontecieran los
sucesos anteriores.
Hay
algunos ejemplos que sirven para mostrar bien lo que estamos señalando, que si
se dan en la vida cotidiana normal. Quien concluye una carrera universitaria,
se gradúa, recibe el diploma correspondiente y no vuelve a comportarse como un
alumno. Ahora está convertido en un profesional. No puede conservar sus conductas
de alumno sentado en el aula para aprender. Ahora es él quien debe transmitir
conocimientos. Si conservara su posición de estudiante no podría ejercer el
ahora bien logrado lugar profesional. ¡Y hay tantos ejemplos más que el lector
encontrará por sí sólo con sólo recorrer su propia vida!
Los
vínculos afectivos
Pero
aun así lo usual es que, en otro tipo de situaciones, la persona persiga el
deseo de conservar en su vida conductas y actitudes que son, precisamente, las
que debe abandonar si es que, realmente, está dispuesto a evolucionar. ¿Cuántas
veces hemos escuchado a alguien quejarse de que no pudo hacer tal o cual cosa
que entendía importante para su vida “porque los demás no me acompañaron”?
Grave
error. Hay que entender que muchas veces evolucionar implica que
algunos vínculos afectivos habrán de disolverse o quedarán en el camino. Aún
si se los reencuentra en un momento futuro aquellos temas que antes los unían
ya no tendrán vigencia. Cada quien habrá avanzado por el sendero que le resultó
necesario.
Por
eso hay que comprender que, a lo largo de la vida, quien está decidido a lograr
una evolución personal permanente, verá cuántas relaciones interpersonales
quedan en el camino. No hay nada de malo en ello. ¡Lo malo es quedarse detenido
en la evolución por conservar vínculos que ya no tienen objeto ya de ser!
Quien
ha logrado hacerse de un psiquismo adulto (lo que implica el ejercicio del
pensamiento racional reflexivo positivo creativo y proactivo) no encuentra en
esto daño alguno puesto que puede decirse que se trata de una ley de la vida
humana: la evolución es algo absolutamente personal tanto en el sentido como en
la velocidad y muy rara vez se da el hecho de que dos o alguno más coincidan en
esos factores. Algunas ocasiones acontece. Pero es lo menos usual.
"No
conservar", en Occidente y Oriente
En la cultura Occidental la idea de “no conservar” es percibida como desagradable. Como una pérdida que debe lamentarse. Ello entraña un contrasentido: es pretender hacer cosas nuevas (la evolución) pero manteniendo las mismas conductas que hasta hoy (el conservar). Y quienes así lo han intentado pudieron constatar la ingrata tensión emocional y mental que esto provoca puesto que se está intentando hacer algo del orden de lo imposible. O conservo esto que tengo hasta aquí. O me decido a modificar para poder avanzar y, por ello, es menester dejar aquí lo que traía conmigo.
ANTONIO LAS HERAS – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
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