¡BIG BANG! (O Parábola del Tiempo) (Gén. 3,19)
A César Actis Brú, in
memoriam…
Creemos que fue S-Tan, el Joyero del Tiempo, quien violó el Cristal y lo dejó
escapar. Fue aviesa traición al dominio del Inmutable. Los sellos se desataron
como látigos silentes del Prisma de Luz Eterna, mientras el tiempo se escurría -por
la Puerta Cósmica- como una masa incontenible de energía difusa y
multidimensional…
Jamás
debió pronunciar las palabras que no se podían...
¡Big Bang!
Quiso vengarse, tal vez,
del Santo Alfarero y de su Obra Secreta: nuestras erectas existencias y rostros
cárneos, primicias de lo inasible para él.
Detrás de su reja de
vejez inexorable, pudo más la envidia de lo inalcanzable que el sano orgullo y
la alegría de compartir lo Creado.
Mal ángel, este Tan.
Y qué lástima. Las Horas, que no conocíamos, son ahora como un ácido voraz que corroe entrañas y, a espasmódicos movimientos, nos transforma, poco a poco, en otros Tan, (tan) viejos y cansados como él, sin la esperanza de la infinitud que Aquel nos prometiera y de amarlo como Él ama…
Y cuando el fermento de los alimentos ingeridos en la alquimia de una desecha juventud se libere, espontánea, grotesca y grosera de nuestros cuerpos, el corazón dirá ¡basta!, y estaremos muertos.
Y nadie volverá o podrá
encerrar otra vez al Tiempo en este mundo.
Nosotros, desterrados habitantes del Edén, lo suscribimos...
NESTOR
ADRIAN ESCUDERO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario