LLORAR LA CARTA (o… HACER EL VERSO)
5 agosto, 2022
Cuando en la R. Argentina
utilizamos la expresión “hacer el verso” no estamos señalando una
posibilidad poética que integraría una estrofa, mas bien se está indicando una
actitud similar a “llorar la carta”. Pero ¿qué significa?
Consiste en utilizar una
excusa, mas o menos pueril, para obtener un beneficio o liberarse de una
obligación.
Nos enteramos que el Profesor
tomará un examen para el que no estamos preparados, lo esperamos en la puerta
para abordarlo antes de su entrada al aula y le exponemos que, porque estuvimos
enfermos o lo está alguien en la casa se produjo una situación que nos impidió
prepararnos, por eso solicitamos que nos permita postergar el examen.
También el caso del obrero o
empleado, al que observan sus compañeros que está hablando con su Jefe en la
oficina y comentan entre ellos: Perico “le está haciendo el verso” al Jefe, le
está pidiendo un aumento con la excusa del nacimiento de un nuevo vástago que
le supone incrementar sus gastos. O aquél que para liberarse del esfuerzo que
significa descargar a hombros de un camión bolsas de escayola (yeso), argumenta
al capataz una reciente cirugía que le impide hacer ese trabajo.
Otro caso sería el de un
Empresario dirigiéndose al Director de la Sucursal Bancaria para que le aumente
su crédito, o la posibilidad de girar en descubierto dada la apremiante
situación de la industria y el comercio a causa de una crisis, como ocurrió con
la crisis financiera del año 2008, o posteriormente con la del Covid 19.
¿Y el “METAVERSO”? Ah, es muy
de actualidad desde que Mark Zuckerberg cambió el nombre de “Facebook” por
“Meta”. Para seguir haciéndonos el verso, digamos. La cuestión es que se venden
terrenos virtuales y hasta mansiones digitales. En qué
consiste es muy difícil de comprender, pero mi opinión personal, es un
verson (es decir: verso a la enésima potencia ¡cuidado!)
El tango no podía estar
ausente en estas vivencias, y tenemos un par de ejemplos (en realidad, hay
muchos): Esa mujer que en el trance de ser abandonada por su compañero le
expone todo lo que ella hizo por él, ablandando su corazón hasta hacerlo
“llorar como una mujer” (tango “Lloró como una mujer” cuya letra
pertenece a Celedonio Flores). El tango “Recordándote” de José Pedro
de Grandis lo menciona explícitamente en uno de sus versos: …”se acabaron
las verseadas de mi numen peregrino”…
Otro tango se llama
precisamente “Llorando la carta” y su letra y música pertenece a Juan
Fulginiti: …”Al amigo y al extraño fui mostrándole la
hilacha, / les lloré tanta miseria sin hacerles
comprender / que pedía por el hecho de quebrar la mala racha / que
a mi lado la desgracia te hizo un día conocer”… Podemos escucharlo en la
voz de Enrique Campos con la orquesta de Francisco Rotundo:
También está la versión de
Julio Sosa, que es ¡excelente!
La cuestión ahora para mí,
consiste en cómo llorar la carta (o hacer el verso) a mis lectores para darles
un ejemplo personal. ¡Ah, ya sé!:
Como un genial amigo, el Dr. Luis Alposta*, tuvo la bondad de enviarme un artículo que a mi entender puede ser primo del que desarrollé, me pareció que resultaría de interés publicarlos conjuntamente. Al mismo tiempo –ya que me lo envió el día jueves 2 de enero de 2014, veré el modo de llorarle la carta para que no se enfade por el tiempo transcurrido.
*MOSAICOS PORTEÑOS. ACERCA DEL BOLETO
La mentira es toda expresión o manifestación contraria
a lo que se sabe, cree o piensa
Pero veamos ahora otra palabra, cuya semántica clásica
es de impecable dignidad y que el andar del tiempo transformó en un
argentinismo menos solemne. Me refiero a la Bula romana. El origen de
la bula viene de bulla-bullire (burbuja de aire que se levanta cuando
bulle o hierve el agua). La imagen redonda de las burbujas del líquido en
ebullición es la que dio signo a la esfera de plomo añadida a los escritos
papales. En documentos no extensos, como la bola era pequeña, la
palabra bula devino en buleta (datos obtenidos del prólogo
que compuso José Edmundo Clemente para el libro Estética de la razón vital,
de José Ortega y Gasset – Ediciones La Reja, Buenos Aires).
Después, cuando la ‘u’ latina se transformó en la ‘o’
española, buleta pasó a ser boleta o boleto con el significado de tarjeta
de entrada / tarjeta para viajar / escrito para la compra y venta en las
transacciones medianas.
Hasta aquí la etimología clásica; pero la imaginación
popular suele sorprender a las palabras heredadas dándoles muchas veces un
nuevo sentido. Es así como encontramos en el español popular la
palabra bola con el significado de mentira o noticia falsa.
Volvamos ahora al boleto, y recordemos que éste
es una bola pequeña, o sea una bolita, la que por su mismo rodar fácil, entre
nosotros se convirtió en sinónimo de mentira. Un boleto es una mentira de poca
importancia y daño; el que la dice es un boletero, y cuando se trata de
una mentira rotunda, la vemos agrandarse en bolazo.
Y otra más: Globo, del latín globus, que coincide
con la anterior en el significado de bola, esfera, en aplicación figurada, y
con el sentido de cosa inflada, también quiere decir mentira. Y esta
metáfora encierra un sentido aleccionador, pues sabemos muy bien que todo globo
que se suelta, tarde o temprano se desinfla.
– ¡Tres capicúas en un
día! – ¡Andá! ¡No seas boletero! Luis Alposta-
Buenos Aires- Argentina |
https://youtu.be/lVC9zX1HSS4 |
«Mentiras criollas» tango – Letra y música de Oscar
Arona – Canta Carlos Gardel:
César J. Tamborini
Duca, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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