bienvenidos

bienvenidos

domingo, 14 de agosto de 2022

MI ABUELA EN EL SINDICATO, Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España

 


MI ABUELA EN EL SINDICATO

                                                                                                                     (En tiempos de República)

 

Mi abuela corría desesperada hacia la sede del sindicato. Las amenazas recientemente escuchadas le bullían en la mente. “¿Qué se habrán creído?”, se decía.

Los comentarios suelen ser más alarmantes que los motivos que los sustentan. Pero en la mente humana basta una pequeña noticia sobre cualquier acontecimiento para que se divulgue rápidamente y el temor tome dimensiones exacerbadas.

Ese comentario sarcástico de la vecina, con una ligera sonrisa insinuando más de lo existente, martilleaba la mente de mi abuela.

Su cuñada había llegado desde el convento. La guerra la había obligado a colgar los hábitos y, no teniendo dónde ir, se había recluido en casa de su hermano Francisco, mi abuelo.

Toneta, mi abuela, la había acogido con todo cariño, porque para ella, ante todo, primaba el lazo familiar, y su cuñada, monja o civil, era la hermana de su marido.

- ¿Qué es eso de que vendrán por ella? - le espetó al Secretario del sindicato, tan pronto éste pudo atenderla.

- ¿Pero, qué dices? ¿No ves lo ocupado que estoy?

- Sabes que mi cuñada está en casa. ¡En casa de su hermano!, porque habéis clausurado el convento. ¿A dónde crees que puede ir? Ya me han dicho lo del coche de la calavera y... ¡tendréis que pasar sobre mi cadáver antes que llevárosla!

- ¿Pero qué dices? ¿Estás loca, Toneta? Vete a casa tranquila que nadie va a hacerle nada a tu cuñada. ¿No te das cuenta de que estamos en guerra y tenemos muchas otras cosas que atender, antes que meternos con tu cuñada?

- Y eso del “paseíto” - se atrevió a decir mi abuela.

- ¡Anda ya!, ¡vete! - le repuso el Secretario enfrascado en un montón de papeles.

La guerra había abierto la puerta a una situación nueva. Cocentaina, al igual que toda la provincia, había quedado del lado de la República, los voluntarios marchaban al frente.

Los sindicatos de CNT, mayoritario, y de UGT reorganizaban la economía estableciendo colectividades. El pueblo había tomado en sus manos la dirección de la sociedad.

Había que atender los frentes de guerra y alimentar a toda la población. Se estaba poniendo en práctica un método completamente nuevo de organización social.

Mi abuela volvió a casa más tranquila. La angustia, que la dominaba y que la había empujado a ir a ver al Secretario del sindicato, se desvanecía.

El encuentro de la mañana le seguía martilleando. No llegaba a calibrar la gravedad de la situación pero la guerra recién estallada creaba una permanente angustia en el ánimo de todos y más en un sencillo hogar como el suyo: el hijo estaba presto para irse al frente requerido por el gobierno de la República y la hija mayor acababa de quedar viuda, asesinado su marido por el ejército sublevado en una de las calles de Barcelona, el mismo 18 de julio.

Alguien le había dicho a mi abuela por la mañana: “¡Ah! ¿Que tienes a una monja en casa? ¡Ya iremos por ella y le daremos un “paseíto”!”

Se hablaba en corrillos, se susurraba en voz baja que se visitaban casas de algunas personas, manifiestamente de derechas o religiosas, y se las llevaban en coche a dar un “paseíto” según se decía. Muchas de estas personas, que se creían desaparecidas, al terminar la guerra salieron de sus escondrijos. Habían estado sencillamente escondidas como topos.

Los topos que produjo el fin de la guerra en la parte republicana corrieron peor suerte, algunos murieron en malas condiciones, otros estuvieron muchos años escondidos, otros fueron fusilados tras abandonar sus escondrijos o cargaron con largas penas de cárcel, pese a que la mayoría de ellos no tenían las “manos manchadas de sangre” acusación que el franquismo usaba para ejecutar a muchas personas del pueblo.

                                                                                             

SALOMÉ MOLTÓ, periodista, poeta y escritora española

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

No hay comentarios:

Publicar un comentario