Manuel Sumay
LA RABONA
Me hundo en los recuerdos lejanos de la infancia
y retorno en sus alas, hipnótico y perplejo,
al viejo Buenos Aires,
y aspiro un sobrio encanto de aromas solariegos;
la escuela primitiva, en cuyos bancos rústicos
audaces cortaplumas grabaron arabescos;
el viejo pizarrón, el toque de campana,
la escuálida silueta nerviosa del maestro
y la palmeta brava cumpliendo su castigo
sobre los temblorosos racimos de los dedos…
Y evoco las rabonas, ocultando los libros
debajo de las ropas, camino del Riachuelo;
y a los contados días
la carta del colegio,
la carta tan temida, que en muy pocas palabras
decía en nuestra casa, de pronto, el gran secreto…
¡En cama y sin comer! Sentenciaba mi padre
y dando un gran portazo se alejaba severo,
pero mi madre, a ocultas, ¡traía la comida,
la frase del perdón… y, sollozando, un beso!
MANUEL SUMAY – Buenos Aires, Argentina
De su libro “Mi viejo Buenos Aires” Bs. As. 1928.-
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