placa colocada en la sala Crystal Palace
Hotel donde se alojó Gardel
Estación de Ferrocarril de Junín en 1914
EL DÍA QUE CONOCÍ A GARDEL (Continuación y final)
El jueves 3 de agosto de 1933, Carlos Gardel y sus guitarristas llegaban a la ciudad de Junín, Provincia de Buenos Aires, para dar un recital esa misma noche en el teatro Crystal Palace. Antonio, un joven ferroviario de 20 años de edad, viviría ese mismo día uno de los momentos más memorables de su vida. Entre tangos y encuentros, Antonio hizo que el último recital que Carlos Gardel dió en la ciudad de Junín, quede para siempre en la historia familiar.
(Conclusión)
Llegué a mi casa aproximadamente a las 7 pm. De a poco, el sol se iba escondiendo detrás de la casa de enfrente. Lo había acompañado a José hasta su casa con la idea de reunirnos a las 8:45 de la noche para ir a ver el espectáculo. Lo que pasara en lo que quedaba del día, era una incógnita completamente. Llegué y casi automáticamente empecé a contarle todo a Cata. Ella, con su tranquilidad de siempre, me sonreía y me escuchaba, era todo oídos. Todavía mi día no había terminado ni estaba cerca de terminar, por lo que decidí dormir una pequeña siesta para resistir las horas que me faltaban. Me desperté agitado y ansioso, me preparé y arranqué para la casa de José. Allí, saludé a su esposa y a su recién nacido hijo, y arrancamos juntos para el centro de la ciudad. Casi llegando al teatro, empezamos a notar el tumulto de gente. Sabíamos que no era un acontecimiento normal, nunca habíamos visto tanta gente conglomerada en un mismo lugar. La entrada fue bastante fácil, José pasó con su entrada y Pettorossi, guiñándome su ojo derecho, me indicó que tenía derecho a pasar. La sala estaba repleta. Con José elegimos dos bancos para ambos y empezamos a esperar, ansiosos.
El recital
comenzó exactamente a las 9 de la noche. La sala estalló en aplausos cuando los
4 guitarristas se presentaron y se sentaron en sus asientos. Sin embargo, en el
momento en el que apareció Gardel, todo fue distinto. Su presencia impactaba y
resaltaba del resto. Para comenzar, empezó cantando una versión acústica de la
canción que había grabado y publicado tan solo unos pocos días antes, el vals
“Noche de Atenas”. Su afinación era perfecta y su pasión por la patria con la
que se sentía identificado, se notaba en cada uno de los versos. La Argentina
era su hogar, el lugar que lo vió crecer y donde yacía su corazón, y esa
canción lo demostraba como ninguna. El repertorio fue completo y dejaba al desnudo
cada una de las cualidades vocales del gran cantor. Una de las canciones que
más me quedó grabada en la memoria fue el triunfo “La Tropilla”. Era una de las
canciones preferidas de José, por lo que la disfrutó y cantó a todo pulmón como
ninguna otra. Concluída la canción, Carlos pidió que abrieran las puertas del
teatro Crystal Palace para que la gente que estaba reunida afuera pudiera
escuchar también de su magnífica interpretación vocal. Eran solo 4 guitarras y
su voz, pero que tenían un ímpetu suficiente para que se pudiera escuchar desde
la cuadra de enfrente con la misma nitidez que dentro del teatro. La última
canción que cantó (a pedido del público) fue “Nunca Más”. La introdujo
diciendo:
-
Bueno, vamos con
una más… pero nunca más, ¡Nunca más!
Cantó el tango a
todo pulmón, pero sin ningún tipo de esfuerzo. Era evidente que no era uno más
de nosotros, era un tipo distinto y especial. Su delicadeza y precisión en cada
una de las notas hipnotizó a todo el teatro durante las 9 canciones que
interpretó, saludando al público con su icónica sonrisa al final del
espectáculo. Yo no tenía palabras para describir semejante vivencia.
Tan pronto como
el cantor y sus guitarristas desaparecieron del escenario, nos paramos los dos
y emprendimos nuestro camino hacia la salida. Todo el público hizo lo mismo,
por lo que no fue una tarea fácil. En el camino hasta la casa de José hablamos
del recital, de las interpretaciones vocales e instrumentales, en sí, de la
magnitud del espectáculo que habíamos visto. Apenas llegamos a la casa de José,
su esposa y su hijo ya estaban dormidos, por lo que fue un saludo muy breve con
la idea de vernos al día siguiente. Yo, ya estando solo, recorrí las oscuras
calles de la noche, todavía con la imagen del recital y del teatro. Cuando
llegué a mi hogar, Cata seguía despierta. Me estaba esperando con el mate ya
preparado en la mesa de la cocina. Le conté del recital y de toda la vivencia
en sí, y cuando menos me dí cuenta, ya eran las 3:30 de la mañana. Debía ir a
la estación a trabajar en el turno de la noche!
Me cambié
rápidamente y fijé mi rumbo hacia la estación. Tenía miedo y mucho sueño, pero
cuando llegué me desvelé por completo. Comencé a revisar los papeles y a hacer
mi trabajo, cuando me pidieron que fuera a pedirle los datos a la única persona
que estaba esperando el tren que iba hacia Chacabuco a las 4:40. Era un hombre
elegante, vestido de saco negro con una maleta en las manos.
-
¿Me podría decir
sus datos, por favor?
-
Sí, cómo no.
Tenía varios
pasajes en la mano, por lo que no viajaba solo. Comenzó por su nombre y siguió
con los nombres de sus acompañantes:
-
Plaja (él mismo),
Pettorossi, Vivas, Riverol, Barbieri…
A medida que iban
pasando cada uno de esos nombres, empezaba a sospechar algo. Todos ellos eran
los guitarristas que habían tocado hacía unas horas en el Crystal Palace. Ese
hombre era el secretario de Carlos Gardel. Termino diciendo:
-
… Y Gardel.
Me quedé
mirándolo, en silencio.
-
¿Usted es el
secretario de Carlos?
Asintió con la
cabeza. Lo único que se me vino a la mente fue preguntarle sobre su maleta de
cuero negro.
-
¿Y ahí dentro
lleva toda la ganancia del recital en el Crystal Palace?
-
Si, pibe, pero
quedate tranquilo que la verdadera ganancia está en el norte…
Se refería a los
Estados Unidos. Había rumores de que Carlos Gardel iba a grabar una película en
los Estados Unidos, pero todavía no se había confirmado nada. Bueno, su
secretario me lo estaba confirmando de antemano.
Apenas terminamos
de hablar, entraron los 5 que faltaban por la puerta. Eran ellos, los cuatro
guitarristas y el gran cantor en el fondo. Venían hablando y riendo, y
procedieron a sentarse en la sala de espera hasta que llegara su tren. Lo que
menos me hubiera esperado, era que Gardel me reconociera. Me miró a los ojos y
me dijo:
-
Ey pibe, vos fuiste
el que pasó sin la entrada. ¿Qué te pareció el recital?
Me quedé
totalmente helado. Le expresé lo mucho que me había fascinado su presentación
de hacía unas horas, y le demostré toda mi admiración a sus dotes musicales.
Estuvimos casi 20 minutos hablando sobre música, su música y sus películas. Los
guitarristas también se unieron a la charla y aprendí de música, cine y fama
como nunca. Son momentos de los cuales uno toma dimensión de su importancia una
vez que ya pasaron.
A las 4:35, el
tren que venía de Mendoza e iba rumbo a Chacabuco estacionó en la terminal
juninense. No tardaron mucho en levantarse y subirse al tren. Antes de irse,
Carlos se me acercó y me saludó diciendo:
-
Chau pibe, me
alegro mucho que te haya gustado el espectáculo. Espero volver a encontrarte
cuando vuelva a tocar a las tierras juninenses.
No pude
responder, solo sonreír. Su sonrisa y su carisma se quedaron en mi memoria para
siempre. Se subió al tren y nunca más lo volví a ver. Carlos Gardel no volvió a
pisar las tierras juninenses. Casi 2 años después, el 24 de junio de 1935, él y
los cuatro guitarristas (que también tuve el privilegio de conocer), murieron
en un trágico accidente aéreo en la ciudad de Medellín, Colombia. Sin embargo,
su talento nunca se fue. Su figura está presente en el inconsciente colectivo
argentino como siempre lo hizo, y siempre lo hará.
FIN
Antonio Di Blasio en el ferrocarril
Credencial de Antonio Di blasio
©MATEO DI BLASIO – Junín, Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Glosario:
1. Zorzal Criollo: apodo que se utiliza para mencionar a Carlos Gardel. “Zorzal” hace
referencia a un pájaro que canta al amanecer. Su canto es potente, melódico y varía
constantemente. “Criollo” es una persona hija o descendiente de europeos.
2. Jefe de estación: Es la persona encargada de dirigir las circulaciones de trenes en una estación. Además, ejerce el mando de los trabajadores de la estación y de los trenes que se encuentren en la misma.
3. A la sordina: Silenciosamente, sin estrépito y con cautela.
4. Vals: Composición musical, en compás de tres por cuatro, con la cual se acompaña este baile.
5. Triunfo: Danza argentina que nace con la derrota española definitiva en la batalla de Ayacucho, para celebrar y narrar la victoria independentista.
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