Imagen: ZAT MASR
LA SERENIDAD
Disfrutáis de un salario mensual gracias a que
existe el Estado.
Y en tanto que el sol siga alterando vuestros ojos melancólicos,
dispondréis de una excusa para describir la suciedad de la naturaleza.
Y así os adentraréis en el momento histórico, a través de sus calcetines.
Atended a la serenidad.
La basura, por ejemplo,
proporciona a los cerdos su comida diaria.
Además, todo ha mejorado
con el último mandato presidencial,
hasta el punto de que los cementerios de la periferia
disfrutan ya de cinco locutorios para llamadas internacionales.
Yo, personalmente, no necesito la voz de nadie.
Atended a la serenidad,
y no os preocupéis por el futuro,
pues no poseéis la libertad suficiente para morir.
IMAN
MERSAL, Egipto,
1966
Trad. de Laura Salguero Esteban y Margarita Ossorio Menéndez
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