La Reina de la Noche (relieve), posible representación de Inanna en el Museo Británico
ENHEDUANNA, (siglo XXIII a. C.) fue una sacerdotisa y princesa mesopotámica, considerada en
la actualidad como la autora y poeta más antigua cuyo nombre se conoce, debido
a que en sus poemas y demás trabajos escritos en caracteres cuneiformes sobre
tablillas de arcilla, ella colocaba su nombre: Enheduanna. Y hasta podría ser
considerada como la primera cronista ya que fue ella quien escribió la crónica
del derrocamiento de su padre y el destierro de su familia.
“HIMNO A INANNA” (Antigua diosa sumeria del amor, la sensualidad, la fertilidad, la procreación y también de la guerra)
Señora de todos los poderes
en quien la luz aparece,
una luz radiante
amada por Cielo y Tierra,
tiara-coronada
sacerdotisa del Más Alto Dios,
mi señora, tú eres la guardiana
de toda grandeza
tu mano sostiene los siete poderes:
tú alzas los poderes de ser,
tú lo has colgado sobre tus dedos,
tú has reunido los muchos poderes,
los has abrochado ahora
como collares sobre tu pecho.
Como un dragón,
envenenaste el suelo-
cuando le rugiste la tierra
en tu trueno,
nada verde podía vivir.
Una inundación cayó de la montaña:
Tú, Inanna,
primera en el Cielo en la Tierra.
Señora cabalgando una bestia,
tú lloviste fuego sobre la cabeza de los
hombres.
Tomando tu poder del Altísimo,
señora de los grandes ritos
¿quién puede entender todo lo que es
tuyo?
Fue en tu servicio
que entré por primera vez
en el templo sagrado,
yo, Enheduanna,
la más alta princesa.
Portaba el canasto ritual,
cantaba tu alabanza.
Ahora he sido arrojada
al lugar de los leprosos.
Llega el día,
y la luminosidad
es oculta a mi alrededor.
Sombras cubren la luz,
la entapizan en tormentas de arena.
Mi bella boca sólo conoce la confusión.
Aún mi sexo es ceniza.
Oh, mi Señora
Bienamada del Cielo,
he dicho tu furia con verdad.
Ahora que su sacerdotisa
ha regresado a su lugar,
el corazón de Inanna se restaura.
El día es auspicioso,
la sacerdotisa está vestida
en hermosas túnicas,
en femenina belleza,
como en la luz de la ascendente luna.
Los dioses han aparecido
en sus legítimos lugares,
el umbral del Cielo exclama “¡Salve!”
alabanza a la destructora dotada de
poder,
a mi Señora envuelta en belleza.
Alabanza a Inanna.
ENHEDUANNA, Ur, sur de Mesopotamia
Traducción de Robert
Rivas (2011).
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