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sábado, 17 de febrero de 2024

LOS OJOS - Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina

 


LOS OJOS

(Microrrelato de Realismo Mágico)

A la escritora Irene Solaz Sáenz, con admiración…

Era un torbellino acelestado, enrulado de nubes vaporosas paseando el cenit del estío esteño, como un cortejo de novias enamoradas del susurro del mar.

Y desde la playa madrugada por un imprevisto insomnio nocturno, miró aquella mañana y sin cesar a ese cortejo luminoso y pleno de glamour celestial…

E intentó descifrarlo.

Descifrar desde sus aparentes y gentiles eslabones sedosos, los enigmas y terrores con que esa noche clara de redonda y lobezna luna, aquella frase magicamente novelada por la exitosa colega uruguaya, Irene Sola Sáenz, había provocado en su inquieto corazón…

… Y que decía, desde un Crisol Trinitario más alto que lo Alto, y desafiando egos soberbios y desatinos soeces: (Hombre): “Te di ojos (para descubrirme en la Luz de la Verdad verdadera) y miraste las Tinieblas (del pecado, el error y la ignorancia)”.

Entonces, aquel Miércoles de Ceniza,

se hincó humillado en la playa desnuda pidiendo perdón por sus culpas y faltas hacia el Buen Dios y al prójimo, justo frente a las puertas de la pequeña Capilla “Nuestra Señora de la Candelaria” que tutelaba el lugar.

Arriba, si, aquellas beatificas nubes fueron purísimos testigos de la sentida poquedad humana, antes de sumergirse ceremoniosas y oblongas con el Esposo en vilo, en el Palacio de lo Trascendente; sí, dieron cuenta en el Humano de su propio y enrulado cortejo de rezos, ora susurrados ora quebrados por súplicas piadosas de perdones, a veces de rodillas y las manos entrelazadas aferrando a un crucifijo, otras de rodillas y descansando los brazos enderezados hacia una lejana Meca, y otras apoyando manos y cabeza en un -como- marítimo Roquedal atlántico de callados Lamentos…

Cinco Dedos esculpidos, callados y enhiestos fueron artísticos testigos de todo lo sucedido en aquella extraña y solitaria alborada…

Después, la Playa Brava que regenteaban en la uruguaya y natural Punta del Este, se pobló de bulliciosos moradores cuya última intención habia sido también la de no querer o saber comprender que, habiendo recibido Ojos, concluyeron mirando las Tinieblas de lo fatuo. Verán…

… Ello, bajo el carnal estímulo de lo prohibido, enrarecido por los mundanos desechos de incontrolables carruajes caleidoscopicos, donde retozaba Doña Lujuria azuzada y venerada por un millón de obscenas carcajadas y estridentes aplausos con que tildaron de “felicidad’ a los ecos vacíos de un nuevo, mediático, publicitado, rentado y fatuo carnaval…

Si, al cabo, “Te di ojos y miraste las tinieblas…”.


ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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