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sábado, 13 de noviembre de 2021

¿QUÉ ES LO QUE VALE?, Elías Galati, Buenos Aires, Argentina

 



¿QUÉ ES LO QUE VALE?

 

Tratemos de entender esta pregunta, despojada del sentido económico, del valor pecuniario y de lo material.

Analicemos el valor, desde lo anímico, desde lo espiritual y desde los valores, es decir aquello que nos marcan y señalan el rumbo existencial.

Qué es lo que vale, ante nosotros mismos, cuando tenemos que tomar una decisión, elegir un rumbo o proyectar el futuro.

¿Cuál es nuestro orden de prioridad, y que es aquello que predomina en nuestras decisiones?

Esta dimensión tiene que ver en primer lugar, por la postura existencial, si procedemos con egoísmo o con altruismo.

Además tiene que ver con la comprensión de aquello que es un axioma y a veces no se comprende, “el hombre sólo termina de constituirse en la alteridad”, como principio psicológico.

Esta comprensión hecha por tierra cualquier conclusión a que pueda arribar el sujeto, desconociendo al otro, a la relación que tiene, no sólo con quienes son sus próximos, sino con el hombre en sí, como el otro en cualquier relación personal, social, práctica o teórica

Porque el valor fue pensado para considerar  la utilidad o el precio de los bienes materiales, pero también es todo objeto de preferencia.

Es con los estoicos que el valor se incorpora a la ética y es considerado como objeto de las selecciones morales.

El sentido filosófico era considerar toda contribución a la vida conforme a la razón.

La elección era por aquello que era digno, es decir tomar en cuenta la virtud, era valioso lo virtuoso.

Hobbes entiende el valor como una relación del hombre; que precio tiene el hombre, cuánto sería dado por él.

Entonces no es absoluto, sino una relación de la necesidad y del juicio del otro.

Kant identifica el valor con el bien, y señala que se denomina bien a lo que se aprueba o aprecia, es decir aquello en lo que existe un valor.

Esta es la cuestión. La valoración que hemos aceptado racionalmente en nuestro interior, se expande hacia nuestros sentimientos y hacia nuestra voluntad.

Entonces nuestro comportamiento va a estar determinado por ese valor relacional al que hemos adherido en principio.

Por eso la pregunta ¿Qué es lo que vale?

Cuál es el valor que hace que nuestra conducta derive hacia ciertas condiciones que normal y racionalmente no aceptaríamos, pero el valor de las personas o los objetos que nos rodean nos llevan a adoptarla.

Hay un poder implícito y específico, en el valor al que hemos adherido y a veces es más fuerte que el poder consolidado.

A veces ese poder se manifiesta y otras es entendido por nosotros aún antes de manifestarse.

Cuántas cosas hacemos nosotros, por aquellos que queremos, sobre todo los más débiles, sin que sea solicitado por ellos, y sólo por ser percibido por nosotros, y deseamos agradarle y hacerle la vida mejor.

Cuántas conductas no son fruto de nuestra racionalidad, sino de la emoción que provoca la valoración de un ser o un objeto que apreciamos o amamos y que en función de ese amor hacemos.

Entonces lo que está valiendo en nosotros es el sentimiento que provoca esa relación y la necesidad, primero nuestra, antes que la del otro, de satisfacerla como una forma de sentirnos bien y conformar nuestro emoción, que se transforma en el deseo de agradar y ayudar al otro.

Esta valiendo el otro en nosotros.

Es la maravilla del sentimiento humano.

Por encima de toda racionalidad, por encima de toda utilidad o conveniencia, el mayor valor, es esta relación con el otro, que se imposta en nosotros, porque nace en nuestro corazón, y permite que ese dar, esa conformidad con el deseo del otro, nos satisfaga, nos haga felices, nos colme, porque es también nuestro deseo.

Por eso lo que vale, es el amor, que expresamos en nuestro conducta hacia el otro, en función de él, y de nuestra relación íntima y espiritual que hace que seamos mejores y logremos armonizar nuestras relaciones con los semejantes.

 

©Elías D Galati, Buenos Aires, Argentina


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