DESIGUALDAD: DIÁLOGO
ENTRE BRICK Y SU PAPÁ
El punto de vista de un rico norteamericano paseando en la Europa de
pos guerra. (“La gata sobre el
tejado de zinc caliente”, de Tennesse Williams, Colección Escena, Ediciones MK,
Madrid, 1983, pág. 48 y 49)
EL PAPÁ –Lo
trajimos cuando fuimos a Europa tu madre y yo. Un viaje espantoso. Lo recuerdo
con horror. Pero a ella le gustó. ¡Compraba, compraba, compraba! Y la mitad de
las cosas que compró siguen embaladas en el sótano, pudriéndose con la humedad…
Menos mal que soy un hombre rico. ¡Es una suerte ser rico, ya lo creo! Y yo lo
soy. Mucho. Muy rico. ¿A que no sabes cuánto tengo? ¡Más de diez millones y
veintiocho mil acres de la mejor tierra del mundo” …
… Pero nadie puede
comprar su vida con dinero. Nadie puede comprar su vida cuando su vida se
acaba. La vida no está en venta, ni en la liquidación de Europa, ni en el
floreciente mercado norteamericano, ni en ningún otro cochino lugar donde todo
se compre y se venda. La vida, no. Es un pensamiento angustioso, terrible, que
me ha estado rondando por la cabeza… hasta hoy. Gracias a esta enfermedad soy
más sabio, pero estoy más triste… ¿Sabes lo que no puedo olvidad del viaje a
Europa?
BRICK –No.
EL PAPÁ –Los
niños corriendo por entre las ruinas, desnudos, mendigando como perros muertos
de hambre. Yo solo podría alimentar a cualquiera de esos países. Pero el animal
humano es egoísta. No creo que todo el dinero que les di a esos pobre críos
aullantes, alcanzara para tapizar de nuevo esta habitación. Les tiraba monedad
como el que tira maíz a las gallinas, se las tiraba para librarme de ellos,
para poder meterme en el coche y escapar… Hasta que un día no pude más. Volví
al hotel y le dije a tu madre: “Ya estás haciendo las maletas. Nos vamos de
aquí”.
BRICK –Esta
noche tienes ganas de hablar, ¿eh, papá?
EL PAPÁ –(sin oírle) El animal humano sabe que se muere, pero eso no le hace sentir piedad
por los demás; al contrario, parece como…
Revelador ¿verdad? Un escritor estadounidense plasmando el
sentimiento de un rico atormentado por la desigualdad.
EMBRUTECIMIENTO
GREGARIO: La
pregunta que debemos hacernos es cómo resulta posible con todas las
posibilidades intelectuales que tenemos a nuestro alcance en el actual grado de
civilización, llegar a este punto (de embrutecimiento gregario). La respuesta
es que hay varios caminos, que algunas veces se entrecruzan, otras confluyen
para continuar unidas. Elijo dos al azar, aunque soy consciente de la existencia
de más de dos caminos. Y me voy a valer de lo que de ellas (la ESTUPIDEZ y la
HETEROFOBIA) expresa el filósofo Fernando Sabater en su “Diccionario
Filosófico”.
“El irónico historiador italiano Carlo Cipolla lo expone en
su libro “Allegro ma non troppo”: los
evidentes y numerosos males que nos aquejan tienen por causa la actividad
incesante del clan formado por los máximos conspiradores espontáneos contra la
felicidad humana: a saber, los ESTÚPIDOS.
No hay que confundir a los estúpidos con los tontos, con las personas de pocas
luces intelectuales: pueden también ser estúpidos, pero su escasa brillantez
les quita la mayor parte del peligro”.
“Los estúpidos que pretendan ser buenos o malos, lo único que
consiguen a fin de cuentas es perjuicios tanto para ellos como para los demás.
La opinión de Cipolla es que hay muchos más estúpidos que buenos, malos o
incautos”.
“El estúpido es peor que el malo, porque el malo descansa de
vez en cuando pero el estúpido jamás”, dijo sutilmente Anatole France.
MERITOCRACIA.
Ahora bien, ante estas circunstancias acude a nuestra mente
la necesidad de un principio salvador.
Muchos mencionan la “meritocracia” pero,
¿existe realmente? No, ese principio
no puede ser otro que la EDUCACIÓN, y
ésta debe ser pública para ser justa y partir desde la igualdad, ya que la
pretendida MERITOCRACIA en realidad se da en muy pocos casos. Ésta sólo es tal,
si se parte desde la IGUALDAD, era
un concepto expresado por el gran filósofo ginebrino J. J. Rousseau.
Él nos dice: “Por
igualdad no debemos entender que los grados de poder y riqueza sean
absolutamente idénticos para todo el mundo, … que, en lo tocante a las
riquezas, nadie será lo suficientemente rico como para comprar a otro ni nadie
tan pobre como para verse obligado a venderse; lo cual implica, por parte de
los grandes, moderación en los bienes y en la posición y, por parte de la gente
común, moderación en la avaricia y en el afán de lucro”.
¿En qué consiste la HETEROFOBIA?
Es el sentimiento de temor y odio ante los otros, los diferentes, los extraños,
los forasteros, los que irrumpen en nuestro círculo, al decir de Sabater. Es el
grupo formado por personas que homogenizan las conductas, los juicios de valor,
los deseos; y nos identificamos y queremos, lo que también quieren aquellos que
son como nosotros.
Y esa conducta heterofóbica, que en su día fue útil en las
formas primitivas de sociedad humana, hoy se ha convertido en un primitivismo
colectivo dentro de la sociedad moderna; en una enfermedad moral.
La cuestión que se nos plantea es cómo detectar - no para
sancionarlo sino con el objeto de educarlo- a los que padecen ese EMBRUTECIMIENTO GREGARIO. Porque estas
personas que pretenden hacer gala de un supremacismo intelectual que no es otra
cosa que una exótica mezcla de ESTUPIDEZ
y HETEROFOBIA mas otros
ingredientes de un cóctel suministrado en su entorno social, con una simple prueba (habrá muchas, es solo un
simple ejemplo) comprobaría su NIVEL
CULTURAL.
Observaría, desde el asiento del copiloto, si la persona
examinada detiene su coche en un cruce señalizado a tal efecto, para dar paso
al peatón, o por el contrario lo ignora olímpicamente (incluso no sólo lo
ignora, sino que es capaz de agredirlo verbalmente con improperios). Con solo
esta sencilla prueba, demuestra su nivel cultural.
Otra prueba de valor sería comprobar la HIPOCRESÍA. Ese “ver la paja
en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio”. Es gente que con el primer
mate mañanero acompaña su desayuno despotricando contra los ladrones en el
gobierno; con algunas de estas personas hay que tener mucho cuidado y poner
doble cerrojo a los bolsillos pues “tiran
la lanza” con total descaro y pueden dejarte “en Pampa y la vía”. Lo sufrí
personalmente en unas vacaciones en Argentina. Son falsos, son ladrones, pero
fundamentalmente personas incultas. Lamentablemente existen demasiados
hipócritas.
Psicológicamente, ¿son personas AMARGADAS? Posiblemente,
si nos atenemos a la “filosofía nietzscheana”, que la VIRTUD fue inventada por
las personas felices.
El haber padecido estas dos “anomalías culturales”
personalmente, pensarás tal vez que no justifica generalizar sobre el estatus
cultural de una sociedad pero, si estás dispuesto a situarte en el plano de un
observador, comprobarás su habitualidad.
¿Serán capaces, los lectores implicados en estas dos
conductas antisociales, asumir su “mea culpa”? Y ¿cómo se soluciona? con una
buena EDUCACIÓN PÚBLICA, el ‘mantra’
al que se llega siempre como objetivo, una y otra vez.
©CESAR TAMBORINI DUCA, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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