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EL DESOCUPADO
Ahí estaba el trabajador
de siempre,
con la mirada baja,
avergonzado,
ahora sin trabajo.
Duro oficio este de pedir
-“unas monedas, por favor”
o un mendrugo de pan…-
se desliza como una
sombra,
trata de pasar
desapercibido;
no está acostumbrado
a gravitar sobre la
sociedad…
hambre y vergüenza de
verse
así mismo en situación
tan precaria y vulnerable…
pudor de esta dependencia
y de no aportar al hogar…
no avizora un futuro,
la esperanza es una lejana
utopía…
soledad y sombra,
sus únicas compañeras
“hasta que la muerte los
separe”.
©DELIA CHECA, poeta
y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
Mendoza, Argentina, 2019
Compromiso de poetisa. Realmente valorable.
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguel.
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