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sábado, 8 de junio de 2019

SAMARCANDA, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina


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Imagen de: cincodias.elpais.com


SAMARCANDA

Tamerlán caminó por estas tierras sembrando respeto
con el consecuente temor que sus huestes provocaban.
Esta madrugada, las luces del alba arrastran esos recuerdos.
Fuegos, sonidos violentos, cantos repetidos sanguinolentos.
Del Mediterráneo a la China, fueron miles quienes
movidos por anhelos, deseos y pretensiones avanzaron
hacia el horizonte donde aguardan el reposo y la ganancia.
Ruta de la Seda que mueve la avidez del comerciante.

Gorjeos, sonoros arroyos, ciertas nubes blancas y la montaña
Chapan – Ata enhebrando con armonía celestes y verdes
extendidos – cuál guía – a lo largo del cordón de Zeravshan
eterna compañía – por siglos – de los serenos viajeros
dispuestos a realizar el recorrido en ese silencio elusivo.

El sitio elegido para el necesario descanso, es Samarcanda,
la que aparece en sueños como la de color turquesa…
ciudad a cuyos encantos sucumbiera Alejandro Magno;
de orígenes que se pierden en el misterio del tiempo,
en la historia, las leyendas y, por sobre todo, en los trazos
extraídos durante las lecturas de extraños relatos míticos.

Samarcanda, tan real como enigmática y misteriosa,
aguarda, cada día, como ocurre desde hace milenios,
la llegada hoy de un nuevo, sorprendido, pasajero…

©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO ASESOR DE ASOLAPO ARGENTINA


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