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sábado, 29 de junio de 2019

LA NOVELA INICIÁTICA. SOBRE HÉROES Y TUMBAS, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina


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LA NOVELA INICIÁTICA.
SOBRE HÉROES Y TUMBAS.

    Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato, es el recorrido iniciático por el que un adolescente se convierte en hombre incorporándose a la Historia, a través del dolor, del que brota la Sabiduría. Se trata de Martín. Que sobrevivirá a Alejandra. Ella es su descenso a los infiernos, sin el cual no existe nacimiento. Precisamente por esto se trata de un ser rodeado de misterios. No es entonces extraño que el primer diálogo entre ambos utilice la vía telepática.
     Alejandra. Presencia angustiante. Anhelada – sin embargo, o justamente por eso –, vaga y difusa. Intuida. Supuesta. Vigorosa en la ausencia.
     Martín es el Héroe. Deberá salir victorioso frente a las pruebas con que pretende templarlo el Destino. Un Destino concebido de tal manera superior, que no indica el requerimiento de un sendero futuro cierto, sino un conjunto de posibilidades sobre las cuales el Iniciado habrá de elegir.
Su nacimiento fue milagroso. Por tratarse de lo no querido. Tiene la Maldición. No expresada. Como Edipo, es prisionero de lo que ignora. Para convertirse en Héroe, al igual que Hércules, tendrá que concluir satisfactoriamente sus trabajos. Martín es, en fin, la posibilidad del imperio espiritual frente a la materia. El valor sobre la consciencia.
     La acción comienza en el Parque Lezama. Misterioso como pocos en Buenos Aires. Enigmático. Próximo a la Boca, donde siguen las acciones. Tristeza y melancolía, guía del porteño. Sitio que se recuerda sin haberlo pisado.
     Calles húmedas, imaginadas solitarias. Con sus noches – el Hades – de cafés con masas y sillas de maderas que, un día, tuvieron lustre. Y Alejandra apareciendo furtiva, de palabras entrecortadas, sugerentes; sin señalar, sin aclarar, sin mostrar. Parodiando (¿parodiando?) a un maestro Zen. Exhibiendo el camino para que el elegido lo encuentre por sus propios medios.
     Martín, arrastrado por arrebatadoras fuerzas arquetípicas. Torbellino energético desatado desde el inconsciente colectivo. Llegará al nudo de las misteriosas sombras. Encontrará un Universo alucinado y alucinante, que la razón niega. Capaz de provocar la enfermedad mental en quien no fue preparado, o en lo que acorta caminos y desoye la prudencia de los momentos.
     Difícil es el Sendero Iniciático. Requiere de la perseverancia para la espera y hallazgo del tiempo adecuado. Obliga a sobrellevar situaciones más allá del límite psicofísico. Martín pensará suicidarse, varias veces. Su sendero de Héroe no lo permitirá.
     Tras la primera visión de Alejandra – más parapsicológica que sensorial, pero visión al fin – Martín posee un saber nuevo. Es el que le dice: “nunca volverás a ser el de antes.” La voz llega de su interior. Nunca antes de entonces la había oído. Seguramente, como tantos, como la mayoría, jamás supo de su existencia. Hasta ese instante. En que alguna especial concordancia cósmica tuvo lugar y el proceso iniciático dio comienzo. Algo que no el hombre puede detener.
     Martín creerá en lo que no ve. Aceptará las fantasías. Acostumbrará el paso vacilante y temeroso, como de ciego. Su condición de futuro iniciado lo obliga a ello. ¿Para dónde se dirige? A ningún otro sitio que no sea el del integrarse, ser en la Totalidad; obtener la individuación, aquella enunciada por Carl G. Jung.
     Lucha Martín con la Sombra y con su Ánima, ambas simbolizadas por Alejandra. Una mujer joven o infinitamente adulta. Firme, fuerte, vigorosa, segura hasta en lo improbable; cierta en lo que por naturaleza es propio del parecer y de la duda. Contradictoria y cubierta de autoridad mística. El Maestro ante el Discípulo.
¿De qué extraño lugar procede esta personalidad grávida de Saber?
Tal conocimiento convertirá a Martín en iniciado. Develar el origen es el indicador de que la transferencia está operada. Entonces, Alejandra pasa a ser-inútil. Su misión, acabada. Cumplirá con el Arquetipo. Muerte para obtener Resurrección. Ave Fénix.
     Alejandra se suicidará entre llamaradas. Sábato convierte el acontecimiento en una auténtica transmutación alquímica. Espera Alejandra, con ello, redención. Ser purificada. Reconvertirse en pura como lo ha de ser todo renacimiento. Tener acceso al Nuevo Camino. De la Intuición abierta. Para servir de llave a otro ser con posibilidades iniciáticas. En el futuro. En otro momento. ¿También en otro lugar?
Martín toma rumbo hacia una geografía desconocida, para empezar su propio y verdadero existir.
     En Sobre Héroes y Tumbas hay un Aspirante que encuentra al Maestro. El libro se limita a transcribir los hechos ocurridos hasta la consumación del proceso.

©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA



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