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sábado, 29 de junio de 2019

A LA FLAUTA, Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina

























Imagen provista por el autor

Pedro de Miranda - Dibujo de J. Rodríguez sobre una pintura colonial


A LA FLAUTA

En el siglo XV, en Andalucía, ya se cantaban estos versos:

“Bartolo tenía una flauta
con un agujero solo
y su madre le decía:
tocá la flauta, Bartolo”.

Y ya que hablamos de la flauta, la historia que hoy quiero recordar es la de don Pedro de Miranda (1517 - 1573). 
            Este español, que acompañó a Valdivia a Chile y pasó por el noroeste argentino procedente de Perú, fue el primer flautista que recuerdan los anales de estas tierras.
            En el año 1541, prisionero de los indios y a punto de ser ejecutado, comenzó a tocar la flauta, y lo hizo de tal manera que, el propio cacique, llamado Andequín y su hija María Lamanchaca, decidieron salvarle la vida por sus habilidades musicales. Terminó enseñándoles a tocar dicho instrumento.
            Es en el Libro de pasajeros a India que leemos: “en ese lugar vivía un español llamado Francisco de Gasco, quien, meses atrás, había venido a Chile con otros trece compañeros. Éstos fueron muertos por los indios al llegar al valle de Copiapó. Solamente se salvó Francisco de Gasco, quien rápidamente supo integrarse en la comunidad india, casándose con unas nativas. Pues bien, en uno de sus paseos por el pueblo el asturiano Miranda encontró en una caja dos flautas que uno de los compañeros de Gasco había traído. Tomando una de ellas, comenzó a tocar, que lo sabía hacer, y como los principales indios lo vieron, les dio tanto contento esa música, que le rogaron les enseñase a tocar ese instrumento, y no lo matarían. 
Y así fue como salvó su vida..
            Ahora, a la memoria de Bartolo y de Pedro de Miranda, vayan estos versos con aire de milonga:


A LA FLAUTA

¡Ah la flauta!
¡La gran flauta!

“Bartolo tenía una flauta
con un aujerito sólo… “

Cuidá la flauta Bartolo
“que la serenata es larga.”

Estas son las expresiones
a las que daba sus sones
una negra que cantaba
y al punto reflexionaba:
-Si fue invento del dios Pan
no es de extrañar que haya un pan
al que se lo llama flauta.

(Y esto ya nos da la pauta
de que esa mujer oscura
a más de oscura era cauta
pues pudo hablar de la flauta
sin hablar de fioritura).

¡Fioritura!… ¡fioritura!
Eso que el “tano” Vicente
le puso al tango incipiente
sin precisar partitura.

¡Ah la flauta!
¡La gran flauta!

Y recordemos así
lo que esta historia demanda:

Primero en tañerla aquí
fue don Pedro de Miranda,
al que una flauta servida
le vino a salvar la vida.

Prisionero de la indiada,
la dejó paralizada
a un paso del linchamiento.
Ya lo estaban por matar,
pero él se puso a tocar
y lo salvó su instrumento.

¡Ah la flauta!
¡La gran flauta!

©LUIS ALPOSTA, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

Música y canto: Juan Carlos “Tata” Cedrón




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