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DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA EN AMÉRICA
América (Parte III)
EN HISPANOAMERICA
El
español es la lengua más difundida y extensa del continente americano y el
principal vehículo de comunicación social en Hispanoamérica; desde México hasta
Argentina se hablan numerosas lenguas que ya se utilizaban desde antes de la
llegada de los españoles y portugueses. Algunas de ellas han desaparecido,
otras aún se hablan. Fernández Moreno expresa que en el siglo XVI se hablaban
unas 2.000 lenguas entre los diez y cuarenta y cinco millones de indígenas.
Esto se vio afectado por la llegada de los europeos en los siglos XVI y XVII.
Actualmente en Hispanoamérica sobreviven unos cincuenta millones de indígenas,
que hablan no más de 400 lenguas diferentes. Argentina se ubica entre los de
menor porcentaje.
1. La actualidad en algunos países.
En
América Latina se ha desarrollado una legislación que reconoce las lenguas
indígenas. En 1975, se oficializa la lengua Quechua en Perú. Luego en Paraguay,
el Guaraní que instituido como lengua co-oficial. En Colombia. La Constitución
de 1991, proclama como principio fundamental que “el castellano es el idioma de
Colombia. Las lenguas y dialectos de los grupos étnicos son también oficiales
en sus territorios. La enseñanza que se imparta en las comunidades con
tradiciones lingüísticas propias será bilingüe”. Desde 1999, Ecuador determina
igual medida.
El
portugués, lengua oficial de Brasil, está entre las diez lenguas más utilizadas
en el mundo y es la sexta lengua materna más hablada. Brasil es el mayor país
de lengua portuguesa en extensión territorial y también dónde vive el mayor
número de hablantes del portugués (182 millones de personas). Cuando los
portugueses llegaron a Brasil en 1500, las lenguas indígenas alcanzaban la
cifra de 1.078. Hoy se preservan unas 180 lenguas, conocidas como lenguas
brasileñas, muchas de ellas amenazadas de extinción. Coexisten comunidades
descendientes de inmigrantes europeos, asiáticos que conservan cerca de treinta
lenguas. También dos lenguas de sordos y lenguas habladas por descendientes de
africanos. Encontramos las siguientes familias de lenguas, de las cuales se
desprenden luego los diversos grupos y sus consecuentes sub-lenguas: aruanas,
arawak, caribes, catuquinas, chapacura-wañam, macro-yê, makú, matacu guaicurú,
mura-pirahá, nambicuaras, pano-tacanas, tucanas, tupi, yanomani y otras que no
han sido aún clasificadas.
La
Constitución de México en 1917, asume que “la Ley protegerá y promoverá el
desarrollo de sus lenguas, para preservar y enriquecer a las mismas, y a los
conocimientos y todos los elementos que constituyan su cultura e identidad”.
La
Constitución del Perú, de 1993, establece en su Art. 48 que “son idiomas
oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el
quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley”. Se requiere
en consecuencia que el Estado apoye esas iniciativas, ya que constituyen una
contribución para una política lingüística pluralista y democrática. Entre las
indígenas se dividen en dos grandes grupos: las lenguas amerindias (que a su
vez se subdividen en dos grandes familia: Quechua y Aru) y las lenguas
amazónicas (compuestas por 16 familias lingüísticas que hablan 42 lenguas
diferentes). En Perú, el 83% de la población tiene una lengua indígena como
lengua materna.
Bolivia
registra un caso especial. Se ha tomado una política drástica respecto de las
lenguas indígenas. Con la Ley de Reforma Educativa de 1994, se incorporó la
educación bilingüe intercultural como política pública, sancionándose dos
modalidades respecto de la lengua: la obligación por parte de los indígenas
para aprender español y la posibilidad de los hispanohablantes de aprender
alguna de las lenguas indígenas de país.
Paraguay
se constituye en otro paradigma meritorio de análisis, respecto de su política
lingüística. La mayoría de la población, incluidos lo no indígenas, habla o
entiende el guaraní. Éste, como todas las otras lenguas de América latina, es
una lengua muy antigua que se transmitía por tradición oral. Durante los siglos
XVI y XVII, los jesuitas utilizaron el guaraní para instruir y evangelizar a la
población indígena en sus misiones. La Constitución de 1992 determina en su
Tit. I, Cap. I, Art. 140, que: “El Paraguay es un país pluricultural y
bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el guaraní… las lenguas
indígenas, así como las de otras minorías, forman parte del patrimonio cultural
de la Nación”. Es necesario mencionar que el guaraní ha sido reconocido también
como idioma oficial de trabajo del MERCOSUR, junto al español y el portugués,
en julio de 2009.
En
Venezuela, a pesar de que el idioma oficial es el castellano, también son de
uso oficial los idiomas indígenas, de acuerdo a lo establecido por la
Constitución de 1999, y deben ser respetados en todo el territorio de la
República ya que son considerados “patrimonio cultural de la humanidad y de la
Nación”.
En
Chile se han hablado alrededor de una quincena de variedades lingüísticas
diferentes que podrían considerarse lenguas distintas. Estas lenguas eran muy
variadas y a diferencia de otros países, no se encuentra ninguna gran familia:
todos los idiomas autóctonos son lenguas aisladas o bien pertenecen a pequeñas
familias de 3 o 4 lenguas. Actualmente las lenguas indígenas habladas son:
Aimara, Mapudungun, Quechua, Rapanui, Kawésqar y
Yagán. La ley 19253 (1993), conocida como “Ley Indígena”, expresa que las
lenguas autóctonas cuentan con reconocimiento oficial para su
uso y preservación, junto con el español, en las zonas en las cuales se hablan.
Se podrán usar como medio de instrucción, fomentar medios de comunicación, uso
de los nombres en el Registro Civil, según las normas
de transcripción fonética que se señalen, y su promoción artística y
cultural.
La
educación intercultural bilingüe se va consolidando en la práctica educativa.
Casi todos los países de Latinoamérica desarrollan programas similares, ya
desde el Estado o desde la propia sociedad. Existen pues, razones pedagógicas
que fundamentan que un niño inicie su aprendizaje desde la lengua materna y la
de su propia experiencia cultural.
El
futuro de la diversidad lingüística en América Latina ha de mantener el
equilibrio entre la amplia difusión del español y el absoluto respeto por sus
lenguas y culturas minoritarias. La diversidad lingüística es un patrimonio que
Hispanoamérica no debe olvidar y está culturalmente obligado a preservar.
Quien
olvida su origen, dilapida su futuro.
©GUSTAVO
GALLIANO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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