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Breves líneas a las acémilas y a los
ignorantes
Venimos
escribiendo desde hace mucho, mucho tiempo, que la imbecilidad no tiene límite.
O como señalaba nuestro gran Domingo Faustino Sarmiento: “la ignorancia es
atrevida”.
Harto
de discursos, proclamas, bombos, santificaciones, inscripciones y declaraciones
banales, aconsejo a aquellos que están discutiendo géneros, innovaciones
absurdas, explicaciones extraviadas o teorías lamentables sobre la lengua
castellana y todas las lenguas, las diversas conquistas, los personajes de
novelas, los autores machistas y los otros, sobre la modificación del idioma o
la historia de la humanidad, de las guerras mundiales – obra de nacionalismos,
populismos y el capitalismo -, que vuelvan al taparrabos. Que regresen a
la condición nómada, a las voces originarias, a sus tribus ancestrales. Que
devuelvan el idioma, los apellidos, las creencias, las instituciones, las
banderas, las pinturas. Que recuperen sus chozas, sus esquemas, sus
instrumentos musicales, sus cubiertos, sus platos, sus comidas, incluyendo
manteles y diccionarios. Que se queden con sus vacunas y sus medicamentos, con
sus cirugías, sus modales, sus teatros, sus óperas, sus palacios, su
cinematografía. Que desprecien la tecnología, que busquen su literatura, que
mantengan sus ceremonias sociales, sus conductas, su sociología, su
patriarcado. Que aborrezcan de Cervantes, de Dante, de Miguel Ángel, de
Quevedo, de Galdós, de Bakunin, de Marx, de Trosky, de Goethe, de Shakespeare,
de Homero, de Leonardo, de Montesquieu, de Galileo, de Darwin, de Copérnico, de
Fleming, de Mendeléyev, de Loewi, de Fellini, de Chopin, de Buster Keaton, de
Chaplin… Que sus dioses sean restaurados, que vuelvan a ser
cazadores-recolectores, agricultores itinerantes, que tengan caciques y
hechiceros, que regresen a los troncos ahuecados.
Mientras
tanto yo les pediré perdón a los sumerios. En especial a Berosus Caldeus, que
escribió en griego. No siéndolo. Ora pro nobis.
Buenos Aires, 30 de marzo de 2019
©CARLOS PENELAS, poeta y escritor argentino.
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
La historia es la q conduce el futuro. A mi humilde ver, la cuestión está en el elemento q la ayuda a sobrevivir. Desde el lenguaje absolutamente nada es de repeler porque su configuración étnica es purísima. La redacción, q es la tendencia mata toda prudencia en la interpretación.
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