ASOLAPO INTERNACIONAL,
FESTEJA 35 AÑOS DE VIDA CULTURAL
LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de ASOLAPO Internacional
LUZ SAMANEZ PAZ, Presidenta de ASOLAPO Internacional
Aquella tibia tarde de 1984, en la Ciudad Imperial,
nuestro círculo había crecido. Sin duda a causa del sol primaveral, que hace
renacer el verdor en los ramajes i el entusiasmo en las almas.
El viejo Parque se encontraba en todo su esplendor. Los
cipreses desplegaban lujosamente sus follajes lustrosos i apretados, como
recortados en seda aúrea. Las fuentes o paqch´as rebosantes de cielo, se
adormecían al rubor nostálgico de los surtidores. Los árboles se alzaban
deslumbrantes, envueltos en un tul rojizo. Cubría la tierra como una polvareda
de oro, en que las sombras se destacaban violetas. Por el aire henchido de
almas, de flores, cruzaban bulliciosas parvadas de palomas tornasoladas i
parejas de gorriones.
De ordinario nuestro grupo contaba con poetas i artistas
latinoamericanos. Aquella tarde pasarían de las 3. Había artistas distinguidos,
pintores, músicos, poetas, escritores i escultores, representantes de los
países hermanos de Argentina, Chile, Ecuador, México, Brasil, Uruguay,
Bolivia, Venezuela, El Salvador, Colombia i Perú. En las bancas del Parque
influenciados por la belleza del ambiente i la dulzura de la hora, charlábamos
con gran animación. Nos hacíamos toda clase de confidencias.
- Con emoción i cariño -les dije.
- Somos el Arte i el Arte, es el símbolo viviente i
persistente del alma de los pueblos, él fija todo en sus moldes eternos,
sus sentimientos i sus aspiraciones. Por eso todo pueblo culto honra a sus
artistas. Ya sabemos lo que ocurría antiguamente en Grecia, allí la gloria de
un poeta era tan brillante como la de un sabio -agregué.
- ¡Oh, qué comparación! -exclamaron.
- No exageremos, en Europa existe un ambiente
formado por la tradición de muchos siglos, en América no hay aún ese ambiente.
Somos nosotros los destinados a formarlo -exclamó el Dr. Julio César Mastay,
Director de la Casa del Poeta de Argentina.
Yo les dije, llena de emoción:
- Somos ASOLAPO, somos los llamados a esa hazaña i
como las avanzadas de un ejército en batalla, como los iniciadores de una nueva
religión, debemos ser unidos. Nuestra misión es grande, tenemos que tener el
valor. Tal vez comprendan todo lo que hay de noble en nuestra actitud de Amor
por la Cultura.
Se hizo un silencio. Todos, poco antes radiantes de
placidez, se inclinaban meditabundos, acaso sentían gravitar sobre ellos como
las lenguas de fuego que recibieron los Discípulos de Jesús, por la grandeza de
su Misión Suprema. A nuestro alrededor el tranquilo Parque, era mudo testigo.
La lozanía de sus flores bajo la caricia del sol. Por entre la especie de
enrejado rústico que formaban los troncos i ramajes, ofrecían a nuestra mirada
las más hermosas i variadas vistas.
Por las avenidas azulosas de sombras, se veían cruzar
parejas juveniles, enlazadas de las manos. En torno a los jardines se
encontraban desbordantes los geranios purpúreos, que vibraban sobre el fondo
verde esmeralda de sus prados, simétricos de rosas, de margaritas, de
claveles i coros de niños frescos i risueños, que retozaban alegremente
como bandadas de pájaros que empiezan a ensayar el vuelo. Junto a la fuente, un
hombre pálido de largos cabellos, vestido míseramente, se divertía en
arrojar migajas a las palomas, que en su loco afán, las cogían al vuelo
formando en rededor como un nimbo vivo de arrullos i alas vibrantes.
Avanzando en pasos menudos i sujetando la sombrilla
plegada en la punta de mis dedos, con una sonrisa fresca, nuevamente retorné al
grupo i acercándome al pintor de la barba rubia, Luis Pereira del Brasil, con
un gracioso gesto le dije:
- ¿I tu cuadro? ¿Has encontrado el efecto que te
faltaba, lo has terminado? muéstranos.
- Sí, sí, -corearon varias voces.
Con mí llegada la charla i la alegría habían vuelto a
prender en el círculo. Diversas voces i entre éstas, como un hilo de cristal se
escuchaba mi acento.
- Muéstranos -insistieron.
Por toda respuesta el pintor tomó una pequeña tela
que había dejado afirmada contra el árbol, junto a su caja de pinturas, i
parándose para colocarla a cierta distancia, la ofreció a la expectación e
indicó:
- Es un trozo del Valle Sagrado de los Incas.
En primer término, los troncos violáceos de los
eucaliptos. Al fondo la campiña con diversos matices de verde esmeralda i junto
al Willkamayu o Río Sagrado de los Incas, estaba Luz Samanez Paz, vestida
de blanco, leyendo uno de sus libros.
- Espléndido -exclamamos.
- ¿I a mí, cómo me hallan? -pregunté.
- Deliciosa -me respondió el pintor adolescente, Salvador
Garrido del Ecuador, con cómica galantería.
- I usted, ¿qué nos dice de sus estudios al aire
libre?, muéstrenos alguna cosa -le indiqué.
- No tengo aquí más que esta pintura -dijo.
E inclinándose cogió un lienzo que expuso a las
miradas. Era un desnudo de mujer joven i bonita sobre un tapiz de hierba. Las
rosas delicadas a las que se juntaban frescos blancos i lánguidos ocres,
vibraban victoriosas sobre el fondo verdoso azuloso i amarillento. La cara
resplandecía de luz, encuadrada en la cabellera rubia i vaporosa.
- ¡Qué fresco, qué bonito i verdadero! mis
felicitaciones -dijimos al artista, alargándole la mano.
- Muchas gracias -nos respondió, dándonos la suya.
- I usted, ¿por qué no nos lee algún poema?
-varias voces apoyaron:
- Eso es, léanos algunos de sus versos.
- Está bien, por complacerlos, leeré mi
último poema.
BAJO LAS ESTRELLAS IMPÍAS
Bajo las estrella impías,
vibra en la noche tibia y calma
el jardín de las alegrías,
así bajo el deseo de un alma.
Los árboles de hojas inquietas,
se alzan vagos y soñadores
envolviendo en sombras discretas,
la belleza de las flores...
Declamó así el gran poeta mexicano, Félix del Carpio.
- Ahora le toca a Luz Samanez Paz -dijeron en coro.
- ¡Oh, yo no! -exclamé, encogiéndome de hombros.
- ¿Cómo que no? -interrumpió el escritor boliviano Jaime
Choque Mata.
- Y el poema que me ha dicho, el que acaba de terminar?
-retrucó.
Entonces, con un gesto sencillo, comencé a declamar mi
poema.
A LA AMÉRICA I AL MUNDO
En la tierra de América
i en la Ciudad Puma,
ondea un canto de luz
sin palabras...
Desde el Qosqo,
Capital del Tawantinsuyo,
se despliega un puente
de incaica armonía,
a las estrellas del porvenir.
I en la Ciudad del Sol,
por consecuencia de la Historia
germinará,
un nuevo canto al trabajo,
un canto de supervivencia
para la América i el Mundo.
I cantando a nuestra tierra,
en el yunque de la vida
se forjará,
alma i contextura
de todo un Continente.
Sí, un nuevo himno
de esperanza,
para toda
la América i el Mundo.
Mis versos fueron recibidos con entusiasmo. El lánguido
poeta había entrecerrado sus ojos. Sus cejas negras, me parecían que
constituían una continuación de su luto. No era otro que Elías Sepúlveda de
Chile. Fue el primero en hablar.
- Es un mensaje sencillo y vibrante. Es un
canto altivo y hermoso.
El poeta de más edad, José Domingo Guerrero de Venezuela,
agregó:
- Me da la impresión de una inspiración divina.
Agradecí sus expresiones elogiosas:
- Pienso que ha sido maravilloso el Encuentro
Latinoamericano de Poetas, Escritores i Artistas de ASOLAPO. Veo que mis versos
han abierto una nueva puerta i se ha abierto también mi corazón. Veo que mis
versos han encontrado otro camino de inspiración. Como un suspiro...quisiera
dormirme abanicada, por los dulces recuerdos, de los instantes en que me sentí
transportada a lo infinito, porque así, somos los poetas -
Recordemos siempre, que grandes colosos de la
Literatura i distinguidos intelectuales, integraron nuestra Institución como
ASESORES: Gabriel García Márquez (Colombia), José Saramago (Portugal) i
actualmente Mario Vargas Llosa (Perú), Premios Nobel. De la misma manera,
David I. Samanez, Germán Alatrista Bustamante (Perú), Rodolfo Leiro
(Argentina) i hoy en día: Luis Pla Benito (España), Marcelo Martinelli
(Italia), Gustav De La Fontaine (Francia), Jorge Amado (Brasil), Armando
Alvarado Balarezo, Aguilar Bailón De la Cruz, Ricardo Calderón Gutierrez,
Armando Azcuña Niño de Guzmán, Miguel Ángel Sevillano (Perú), Omira Bellizzio
Poyer (Venezuela), Edmundo Torrejón Jurado (Bolivia), Enrique González Arias
(Uruguay), Carlos Rodolfo Ascencio Barillas (El Salvador) i Félix del
Carpio (México).
Al cumplir ASOLAPO INTERNACIONAL, 34 años de vida
cultural, entregamos nuestro corazón i lo hacemos sabiendo que unión,
fraternidad i progreso, son sinónimos de cultura, i con la convicción de que
cuanto más trabajemos por la superación de esos anhelos, más grande
haremos nuestras acciones en todo el mundo.
Norberto Pannone
Asolapo Argentina
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